Pasamos por los rayos X el esfuerzo de los sistemas de frenado en los monoplazas en el trazado de Albert Park
Situado en el homónimo parque, el circuito se desarrolla alrededor del Albert Park Lake. La pista, por estar abierta normalmente al tráfico ciudadano, al principio del fin de semana es más bien resbalosa. Con el transcurso de las sesiones el asfalto se engoma siempre más, por lo que también aumentan las prestaciones al frenar: en 2016 desde las primeras pruebas libres del viernes hasta la Q3 del sábado los monoplaza mejoraron en 6 segundos sus tiempos de vuelta.
El aumento de las desaceleraciones redunda en un mayor esfuerzo para los sistema de frenos: aumenta el desgaste de las pastillas y los discos alcanzan temperaturas muy altas, no obstante el asfalto sea menos caliente que en muchas pistas del hemisferio boreal.
Los neumáticos de mayor tamaño, novedad de este año, garantizan un mayor agarre en curva: por lo tanto, los espacios de frenada serán más cortos que el año pasado ya que los monoplaza podrán recorrer las curvas a mayor velocidad.
El cambio de neumáticos también redunda en un aumento del par de frenado y para hacer frente a los mayores consumos los discos utilizados en 2017 tienen un mayor espesor, además de un mayor número de orificios de ventilación.
Según los técnicos de Brembo, el Albert Park cabe en la categoría de los circuitos sumamente arduos para los frenos. En una escala de 1 a 10 se le ha atribuido un índice de dificultad 8, igual que él atribuido a otras pistas tortuosas, como Monza, Baku, Sochi y Spielberg.
La labor de los frenos durante el GP
La pista australiana presenta 9 puntos de frenada, por un tiempo total de uso de los frenos en una vuelta que es uno de los más bajos del Mundial: el año pasado el promedio por hora en una vuelta fue el más alto de los 8 primeros GP del campeonato.
Es alta la desaceleración media, poco por encima de 4 g, debido a la presencia de 7 curvas donde se registra un valor superior a 4 g.
Desde la salida hasta que baja la bandera de cuadros cada piloto utiliza los frenos más de 510 veces, aplicando una fuerza total de más de 62,2 toneladas sobre el pedal, igual que el peso de 95 monoplaza de Fórmula 1, incluidos los pilotos.
Dicho de otra manera, cada piloto aplica una fuerza de más de 750 kilos por minuto.
El Albert Park es una de las pistas del Mundial donde los monoplazas disipan la mayor cantidad de energía frenando: medianamente, un monoplaza llega a 161 kWh, equivalentes al consumo horario de energía de más de 1.200 Playstation4.
Las frenadas más dificiles
De las 9 frenadas de Albert Park, 4 están clasificadas como arduas para los frenos, mientras que 3 son de dificultad mediana y 2 son ligeras.
La más temida es la curva 3, ya que los pilotos se benefician del DRS y de esta forma alcanzan una velocidad de 312 km/h: el espacio de frenada es de 110 metros, una docena menos que en 2016, esto porque los monoplaza llegan más rápidos y pueden afrontar la curva con una mayor velocidad.
Para completar la operación los pilotos necesitan 1 segundo y 30 centésimas, tiempo durante el cual aplican una fuerza de 163 kg y están sujetos a una desaceleración de 4,8 g. Es muy difícil también la primera curva después de la línea de meta, también esta curva está situada después de una zona de uso del DRS: la desaceleración siempre es de 4,8 g, pero se frena en 94 metros y 94 centésimas de segundo.
Respecto al año pasado, el espacio de frenada es una veintena de metros más corto, dado que los monoplaza de 2017 entran en la curva a 164 km/h, respecto a los 143 km/h de 2016.