La presente temporada se encuentra a las puertas de iniciarse, y tras los test de Barcelona los equipos pudieron sacar sus propias conclusiones en términos de velocidad y fiabilidad. Para nosotros la velocidad real de los automóviles, aún, es una incógnita, es algo difícil de entrever en unos test de pretemporada donde tiene cabida la probatura de todas las piezas posibles que ayuden a mejorar el rendimiento del coche de cara a 2018. En Renault, tras los test, aún no tienen claro determinados aspectos de su monoplaza.
La fiabilidad no es, precisamente, el punto fuerte de la escudería francesa, y en gran parte es por la debilidad de unos motores que suelen romperse con relativa facilidad. En efecto, el motor y más concretamente la refrigeración de este, vuelve a ser un tema candente entre ingenieros y mecánicos de la marca del rombo, el jefe de equipo Bob Bell así lo afirma: “La refrigeración del motor está siendo un quebradero de cabeza”, comenta para Motorsport.com.
Al ser preguntado por estos problemas de temperatura, Bob Bell respondió que “es algo que esperábamos teniendo en cuenta que hemos querido hacer un coche más compacto y más eficiente aerodinámicamente, por lo que hemos tenido que apretar los componentes del monoplaza y así es más difícil controlar la temperatura”, se sincera.
Por su parte, Nick Chester, director técnico de la escudería, destapa otra de las cuentas pendientes del vehículo: el peso. “Es algo en lo que aún estamos trabajando”, declara, y se marca las pautas de actuación: “Hay que reducir el peso, ver que hacemos con el lastre y reducir el centro de gravedad».
Sin más test por delante, Nick Chester confirma que probarán nuevas piezas durante los viernes, algo habitual en el mundo de la F1.
Renault destapa sus problemas y avista posibles soluciones. Quizás, estas soluciones supongan la pieza que haga que el rompecabezas tome forma y sentido, para acabar convirtiéndose, esta temporada sí, en uno de los automóviles más rápidos de la parrilla.