La primera retirada de Michael Schumacher de la Fórmula 1 impulsó a que gran parte del staff que le llevó a la gloria dejara la Scudería Ferrari. Uno de ellos fue Ross Brawn, que optó por tomarse el año 2007 como sabático tras tantos años de lucha.
Sin embargo, el ingeniero inglés tenía gasolina en las venas y necesitaba volver a la competición, panorama en el que se encontraba su rival Adrian Newey en Red Bull. Ferrari no sería el lugar porque la dupla de pilotos no atesoraban la misma brillantez que el astro germano heptacampeón. Pero tenía equipos para elegir, ya que eran años en los que diversas marcas habían optado por invertir en la competición.
BMW tenía más que establecidos los cimientos, Toyota hacía lo propio y McLaren había dado una imagen deleznable durante la temporada 2007. Además, Ross es un apasionado de los retos y Honda era una tentativa para su naturaleza competitiva.
La marca nipona había protagonizado un 2007 esperpéntico en el que estuvo cerca de ser superado por su equipo filial, Super Aguri. Necesitaba un motivo para creer y ese era la incorporación del emblemático ingenierio por parte del jefe ejecutivo Nick Fry. Además, compartiría staff con Hiroshi Oshima, jefe de operaciones de Honda. Ambos coincidieron en Benetton. También se vería otra vez las caras con un gregario de lujo como es Rubens Barrichello.
Una vez más, el propio Ross demostró el aprecio que le tiene al equipo que le llevó a la gloria. Sin embargo, le faltaba el líder que le permitiera volver a la gloria. Jenson Button atesoraba talento, regularidad y sobre todo, un estilo de conducción lleno de elegancia.
20 Minutos
Pero el británico ponía los ojos en una temporada 2009 en la que se avecinaban grandes cambios. Aprovechó la desaparición del equipo Super Aguri cuando finalizó el tercio de la temporada para incentivar el desarrollo del monoplaza. La limitación de la dependencia aerodinámica o la implantación del KERS como guiño a nuevos modelos energéticos eran las principales novedades reglamentarias que se avecinaban.
Los datos denotaban un gran año 2009. Sin embargo, no todo el entorno miraba con vistas al futuro. Brawn le ofreció un asiento a Fernando Alonso, pero el asturiano optó por apostar por lo que parecían opciones más seguras, Ferrari. Además, la propia marca optó por dejar de invertir en el proyecto a finales de 2008 por la pobre temporada realizada y sobre todo, porque la crisis económica había dado el pistoletazo de salida.
Sin duda, el trabajo invertido estaba en jaque y se necesitaba encontrar una situación a la velocidad de la luz. Al fin y al cabo, era primordial preservar los cientos de puestos de trabajo que posibilitaron la construcción de un monoplaza que prometía arrasar en el Campeonato. De este modo, no rodaron durante los test de pretemporada disputados entre enero y febrero.
Mientras tanto, tocaba encontrar patrocinadores. No hubo éxito en la búsqueda y Honda optó por venderle la estructura a Ross Brawn por el precio simbólico de una libra. Además, se comprometió a invertir el dinero suficiente para que pudieran competir durante la temporada 2009.
Por lo tanto, la venta se hizo oficial el 6 de marzo de 2009 y la escudería pasó a llamarse Brawn GP, llevando motor Mercedes. La dupla la coparían Jenson Button y Rubens Barrichello, quedándose el ex de Super Aguri, Anthony Davidson, como piloto probador.
Las primeras carreras fueron un vendaval de victorias. Jenson Button arrasó en Austrlia, Malasia, Bahréin, España, Mónaco y Turquía. Rubens Barrichello solía secundarle en el podio. Por detrás, la igualdad imperaba a grandes niveles, rompiendo toda fuente de prejuicios hacia una temporada 2009 que ha sido catalogada como aburrida.
Por tanto, gozaban de una alta rentabilidad que debían mantener en la segunda parte de la temporada. Además, las reservas en términos de recursos eran escasas. Por tanto, el margen de error era mínimo. Ese hecho no impidió que Rubens Barrichello venciera en el Gran Premio de Europa y en Monza.
Por otra parte, Jenson Button sacó rentabilidad a su elegancia al volante. Minimizó los riesgos y acabó todas las carreras en puntos menos la celebrada en Bélgica a consecuencia de fallos mecánicos. De este modo, certificó su primer entorchado en Brasil tras haber remontado desde el fondo de la parrilla hasta la quinta plaza.
Fórmula1.es
Una vez cosechado el título. Faltaba por confirmar el futuro de la estructura a la opinión pública. Las noticias resultarían totalmente jugosas. Brawn GP pasaría ser el equipo oficial de Mercedes. El gigante germano se hizo con el 75 % de los servicios del vigente campeón por 88 millones de euros.
Sin embargo, ¿por qué la marca de la estrella dejaría una escudería como McLaren que le había permitido lograr una cantidad desorbitada de podios y victorias durante las últimas décadas? Norbert Haug, ex CEO de Mercedes Motorsport, no estaba por la labor de que la cúpula de la escudería de Wooking no les ofrecieran gran poder de decisión a pesar de gozar del 40 % de las acciones.
Aún así, el reciente equipo teutón gozaría de un presupuesto menor puesto que al fin y al cabo era un nuevo equipo que debutaba en la competición. Además, la fábrica alemana necesitaba seguir desarrollándose. Por tanto, optaron por una salida ordenada de McLaren en 2011, pero les suministrarían motores hasta 2014.
Faltaba por confirmar quiénes serían los pilotos encargados de formar parte de esta aventura. La incertidumbre era total. Se avecinaban cambios drásticos de cara a la temporada 2010. Fernando Alonso fichó por Ferrari y Jenson Button fichó por McLaren.
Sin duda, hacía falta un piloto con potencial y sobre todo, que su ficha no supusiera un gran desembolso. El elegido fue un joven Nico Rosberg que ya había dado unas gotas de calidad en Williams, pero aún no había explotado.
Faltaba por saber quién le acompañaría. A finales de 2009, se anunció que Michael Schumacher volvía «a casa» por Navidad. No había quedado desconectado de la competición puesto que había realizado algún test con el equipo Ferrari. Incluso estuvo cerca de sustituir a Felipe Massa tras su accidente en Hungría.
Volvía a los 41 años de edad y con la tarea de ayudar a incentivar el desarrollo de un equipo que quería saborear la gloria. Sabía que el proceso sería largo, ya que la Historia nos ha demostrado que se tardan años en competir por los títulos. Pero él pondría las primeras piedras de un prometedor imperio.
