China había supuesto el colofón de la meteórica carrera de Red Bull hacia la victoria. Tocaba consolidar dicho ascenso en forma de título mundial. 2009 era una oportunidad de oro para hacerlo, pero no estarían exentos de dificultades.
Nos encontrábamos en un año cargado de incertidumbre. Brawn GP dominaba, pero la tercera plaza de podio estaba más codiciada que un puesto de funcionario público. BMW logró una segunda plaza en Malasia gracias a Heidfeld, Toyota estaba sorprendiendo a propios y extraños en Bahréin y Nico Rosberg siempre andaba cerca del top 3.
Por otro lado, McLaren, Ferrari y Renault sufrían para que sus pilotos pudieran puntuar. Sin duda, se avecinaba un cambio en el «statu quo» de la Fórmula 1 y Red Bull no iba a perder semejante oportunidad. La regularidad iba a ser premiada, pero la fiabilidad les mermaría durante los primeros compases de la temporada.
Abandonos de Vettel en Hungría, Mónaco y Valencia le mermaron, pero dejó una temporada para el recuerdo cuando el monoplaza tuvo las mejoras deseadas. Exceptuando en Monza que finalizó octavo, no se bajó del top 5.
Venció con total contundencia en Gran Bretaña, Japón y Abu Dhabi, permitiéndose el lujo de lograr el subcampeonato del mundo. Por otra parte, Mark Webber explotó definitivamente como piloto. Logró su primera victoria en Alemania y logró una segunda en el trazado brasileño de Interlagos.
Finalizaron segundo y cuarto respectivamente en la Clasificación General en el Campeonato del Mundo de pilotos, viéndose superados por Jenson Button que dio máxima rentabilidad al inicio fulgurante de Brawn GP. Sin embargo, pudieron llevarse el Campeonato Mundial de Constructores.
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Faltaba el de pilotos y el reto era lograrlo en 2010. Bernie Eclestone, antiguo presidente de la FIA, confirmó que Vettel sería el Campeonato del Mundo. Dicha alabanza reflejaba un regalo envenenado para el magnate de la competición. Había demostrado talento para llevarse dicho galardón, pero la competencia sería atroz.
Es cierto que BMW o Toyota habían anunciado su marcha de la competición. Pero Fernando Alonso había anunciado su fichaje por Ferrari, McLaren tenía un dupla de británicos compuesta por un consolidado Jenson Button y Lewis Hamilton y Mercedes comenzaría un proyecto deportivo como marca propia en el que se encontrarían Michael Schumacher y Nico Rosberg.
Le habían lanzado un órdago y respondió marcando la pole en la cita inaugural de Bahréin, superando a los Ferrari de Felipe Massa y Fernando Alonso. Su rendimiento en carrera daban muestras de la calidad de la dupla Red Bull-Vettel, pero la fiabilidad seguía jugándole malas pasadas.
Cuando faltaba un tercio de carrera, el monoplaza comenzó a perder potencia, permitiendo que Fernando Alonso lograra su primera victoria con Ferrari. Al menos pudo llegar a meta y en cuarta posición. Para colmo de los males, la desgracia volvería a tener acto de presencia en Australia.
Ambos copaban las primeras posiciones de la parrilla. Vettel sufrió problemas de frenos y se vio obligado a abandonar. Por otra parte, Mark Webber no cambió de gomas en el momento oportuno tras el cambio de temperatura, poniendo el triunfo en bandeja de plata para Jenson Button.
No podía haber tanta mala suerte y a la tercera fue a la vencida en Malasia. Dominaron la sesión clasificatoria al sacar los coches a pista en el momento adecuado, mientras que Ferrari y McLaren se quedaron en la Q1. La razón no fue otra que querer apurar y cuando llegó el momento de marcar tiempo, les pilló la lluvia.
Aprovecharon la situación logrando un doblete que supo mejor debido al cero de Fernando Alonso a causa de problemas mecánicos. No corrieron la misma suerte en el Gran Premio de China. Los de Milton Keynes volvieron a pecar por no haber elegido el momento idóneo para elegir cuando poner gomas de mojado, permitiendo la victoria de Jenson Button y que Fernando Alonso compensara su error en la salida con una cuarta plaza.
No se podía fallar y Webber encadenó dos triunfos consecutivos en España y Mónaco. Sebastian no se bajó del podio en ambas pruebas. Sin duda, el australiano acababa de demostrar que era un firme candidato al título. La tensión entre ambos surgiría tarde o temprano y estalló en Turquía cuando luchaban por posición de podio. Mark logró la tercera plaza y Vettel abandonó.
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Mientras tanto, McLaren se mostraba como firme candidato al título, logrando dos dobletes consecutivos en Estambul y Montreal. El equipo austriaco devolvió el golpe sumando una victoria en Europa por parte de Vettel y Webber compensó su accidente en Valencia ganando en Silverstone, dejando claro que no es un mal resultado para ser segundo piloto.
Parecía que el título se lo iban a disputar solamente los pilotos de Red Bull y McLaren a consecuencia de las severas oportunidades que perdió Fernando Alonso. Pero el asturiano y Ferrari querían demostrar su carácter competitivo puesto que las Matemáticas aún le permitían luchar por el título.
Lo demostraron con creces gracias al progreso que demostró el F2010 a una vuelta. Fernando venció en Alemania gracias a su grandes tiempos en clasificación y al «Fernando is faster than you» que siempre le acompañará a Felipe Massa.
Tras haber sufrido un escabroso fin de semana en Bélgica, se mostró eminentemente competitivo durante el último tercio de temporada. Logró dos poles transformadas en victoria en los Grandes Premios de Italia y Bélgica. Derrotó a Button y Vettel respectivamente en la pista y Hamilton abandonó en ambas pruebas.
Pero Red Bull no iba a permanecer inadvertido ante semejante salto de calidad. Dominó con mano de hierro en Japón y Brasil, mientras que Alonso permanecía a su acecho en tercera posición. Sin embargo, el español llegaría líder a la última cita de la temporada.
El detonante no fue otro que el Gran Premio de Corea. Vettel y Webber sufrieron problemas mecánicos y un accidente respectivamente, mientras que el bicampeón subió a lo más alto del podio. Las espaldas estaban en todo lo alto y los de Horner tenían a dos pilotos con opciones de título.
La escudería trasalpina optó por jugar una estrategia defensiva en Abu Dhabi, sin preveer posibles contratiempos. Las consecuencias se hicieron evidentes. Michael Schumacher y Vitantonio Luizzi forzaron la salida de un coche de seguridad. Posteriormente, Fernando copió la estrategia de Webber, olvidando el posicionamiento de Vettel.
El efecto fue devastador. El asturiano salió con excesivo tráfico, quedándose durante toda la prueba a la estela del Renault de Vilaly Petrov. No tenía suficiente potencia para remontar, quedándose anclado en la séptima posición mientras que Vettel lograba su primer título mundial, convirtiéndose en el piloto más joven en lograr dicho hito.
Sin duda, los de Milton Keynes acababan de saborear la gloria, pero tocaba demostrar que el equipo no se había convertido en el mejor como fruto de la casualidad. La temporada 2011 fue un paseo triunfal de Vettel sobre sus perseguidores. McLaren había notado cómo Mercedes había dado un paso adelante en su afán de construir un equipo de fábrica fuerte de cara al futuro. Al mismo tiempo, Ferrari no dio la talla.
No obstante, Red Bull aspiraba a ser un equipo que no desapareciera de la lucha por las victorias, tal y cómo le ocurrió a Benetton y a Renault cuando saborearon la gloria. Además, se avecinaba una temporada 2012 y había que estar lo suficientemente preparado.
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Por ello, optaron por otorgarle valor a su programa de jóvenes pilotos. Había canteranos como Carlos Sainz o Danil Kyvat que estaban mostrando su valía en las categorías inferiores y Daniel Ricciardo realizó un gran papel en sus primeras carreras con el HRT. No pensaron lo mismo de un Jaime Alguersuari y Sebastien Buemi que consiguieron frecuentar la zona de puntos durante la temporada 2011. El contrato de ambos como piloto titular fue rescindido.
Sin duda, se avecinaban años intensos para una marca que quería seguir manteniendo su esencia ganadora. 2012 iba a ser una prueba de fuego que contaremos en la próxima entrega.
