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FÓRMULA 1

Imola: templo con aroma a leyenda

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La crisis del coronavirus ha provocado que la Fórmula 1 se nutra en mayor medida de carreras europeas en detrimento de las americanas y las asiáticas. Portimao, Nürburgring o Mugello han sido algunos de los trazados más favorecidos por esta situación.

Pero la mayor parte de los amantes de la competición han aplaudido sin cesar la vuelta del mítico Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Imola. No solamente porque es uno de los territorios de Ferrari en tierras trasalpinas, también porque ocupa un pedazo de la historia de la Fórmula 1.

Pilotos como Michael Schumacher, Fernando Alonso o Ayrton Senna ascendieron a la categoría de leyendas. El último de ellos lo hizo forzosamente tras su grave accidente en Tamburello en mayo del año 1994.

En aquel momento, el piloto brasileño se había incorporado a la escudería Williams para lograr el tetracampeonato. Pero los reglajes del monoplaza no se ajustaban a su pilotaje y Michael Schumacher (Benetton) dominaba el Mundial con mano de hierro.

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Para colmo, Senna había abandonado en las primeras pruebas de la temporada. Lo que parecía una victoria segura en tierras italianas, acabó en un grave accidente que acabó con su vida y supuso una inyección de conciencia sobre las medidas de seguridad en pista.

Curiosamente, no fue la única vez que Michael Schumacher convivió con la muerte en pleno Gran Premio de San Marino. El 19 de abril del año 2003 falleció su madre, Elisabeth Schumacher, a los 55 años de edad  tras sufrir una hemorragia interna grave por una caída.

En plena sesión de clasificación, se encontraba en coma. Aun así, los hermanos Ralf y Michael marcaron los mejores tiempos de cara a la parrilla del domingo. Una vez finalizada, volaron a Alemania para visitarla. Horas más tarde tras su vuelta al trazado, les comunicaron la muerte de su madre.

Las ganas de correr eran escasas, pero el profesionalismo de ambos nunca ha estado fuera de dudas. Además, Michael había tenido un pobre inicio de temporada y no estaba en condiciones de perder puntos. Pilotos como Kimi Räikkönen o Juan Pablo Montoya se presentaban como serias amenazas para quitarle el trono de campeón.

Por lo tanto, salió a darlo todo en la pista, ganando en ritmo y en estrategia a los Williams BMW. Acababa de lograr la primera victoria de la temporada. Pero los sentimientos de tristeza seguían marcados a flor de piel. Subió al podio con un brazalete negro y no descorchó el champagne en memoria de su difunta madre.

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Sin duda, fue su victoria más amarga y la 65º de su carrera deportiva. Había dado el primer paso hacia el quinto título mundial que venció de forma muy ajustada. En aquel año, el alemán quedó más que avisado sobre la rivalidad que tendría en un futuro.

Quién no avisa no es traidor y Fernando Alonso estaba dispuesto a romper su racha de victorias en la temporada 2005. Aquella temporada marcó un antes y un después en el Campeonato. Los neumáticos Michelin monopolizaron la competición, se prohibieron los cambios de gomas y sobre todo, todo  los monoplazas debían tener un propulsor durante dos Grandes Premios.

Ese cúmulo de normas y el gran trabajo de Renault en el desarrollo del R-25 desbancó a Ferrari en la lucha por el título de aquel año. Pero Michael dio la talla ante los tiffosi italianos. A pesar de haber arrancado desde el fondo de la parrilla, realizó una remontada épica que le dejó a la estela de Fernando a doce vueltas del final.

El asturiano contaba con un motor que corría el riesgo de romperse y se estaba jugando el título. Pero aguantó como un jabato para lograr la tercera victoria consecutiva de la temporada. Había nacido una rivalidad y Michael no tardó en tomarse la revancha.

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Fue un año más tarde, justo cuando Ferrari había dado el salto de calidad para recuperar el trono. En dicha prueba, Michael comandó la prueba y Alonso le acechó en el último tercio de carrera. En este caso, la velocidad punta del monoplaza trasalpino neutralizaba el gran paso por curva del Renault.

Aquella fue la última prueba y busca un nuevo ganador en el año 2020. A día de hoy, se vaticina complicada una nueva victoria de Ferrari al encontrarse en horas bajas y con una hegemonía de Mercedes más que consolidada. Pero el Campeonato del Mundo ha demostrado que hasta el rabo todo es toro y todo puede ocurrir. 

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