2019 ha sido la temporada en la que Carlos Sainz se ha perfilado como un futuro candidato al título mundial. Parecía que su fichaje por McLaren iba a suponer el fin de su trayectoria tras haber quedado desvinculado de Red Bull y haber presenciado el pésimo rendimiento del equipo británico en la última temporada.
Nada más lejos de la realidad, ha logrado la mejor temporada de su historia gracias a su sexta plaza final en el Campeonato Mundial de Pilotos. Incluso se ha permitido el lujo de lograr el primer podio de su carrera deportiva en Brasil realizando una asombrosa remontada y aprovechando errores ajenos.
Sin embargo, ¿dónde estaba hace una temporada?
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¿Por qué la franja 2018-19 parecía el final de su carrera?
La carrera deportiva de Carlos Sainz nunca ha sido sencilla. Siempre ha habido momentos en los que se ha encontrado en la cuerda floja y el exigente programa de jóvenes pilotos de Red Bull no iba a ser la excepción que rompiera la regla.
Verstappen se estaba convirtiendo en la apuesta personal de la escudería de Milton Keynes. Fue el piloto ascendido cuando Kyvat no dio el rendimiento adecuado y para colmo, despidos como los que sufrieron Jaime Alguersuari, Sebastian Buemi o Jean Eric Vergne acechaban profundamente en el entorno del madrileño.
Por lo tanto, tocaba buscar otro camino alterno. Cabe destacar que Toto Wolff llegó a pensar en el madrileño como compañero de Lewis Hamilton cuando Nico Rosberg anunció su retirada. Sin embargo, el propio Carlos buscaba liderar un proyecto a largo plazo y a ser posible, cargado de romanticismo.
Renault era la opción idónea. No se le exigiría resultados inmediatos y encima, había experimentado un gran salto de calidad desde su vuelta en 2016 a 2017. Parecía que la historia iba a repetirse y el paso de los años permitiría ver a otro español gritando «toma toma» a los mandos de un monoplaza galo.
Nada más lejos de la realidad, la Temporada 2018 no había llegado a su ecuador cuando la fábrica de Enstone comenzaba a buscarle un sustituto. Sonó Esteban Ocon con fuerza, pero el asiento acabó cayendo en manos de Daniel Ricciardo. Por caprichos del destino, un piloto del sello Red Bull le iba a despertar de uno de los sueños de grandeza del madrileño.
Parecía que al fin tendría el hueco deseado en Red Bull, ya que en palabras del propio Cyril Abiteboul, CEO del equipo: «Presionamos para intentar -la renovación- confirmar a Carlos, pero Red Bull no quería dar este paso».
Sin embargo, la temporada de Sainz no estaba siendo la esperada. Mantenía la regularidad que siempre le había caracterizado como piloto, sobre todo en carreras alocadas, pero Nico Hülkenberg le estaba batiendo en la pista y el español solía mostrar grandes dificultades para adelantar. Además, Gasly estaba mostrando un rendimiento digno de un piloto sometido al yugo de Helmut Marko.
El panorama se avecinaba complicado para que permaneciera. Había que agarrarse a un clavo ardiendo y ese era McLaren. El equipo de Wooking había iniciado un proceso de reconstrucción. El por entonces jefe del equipo, Eric Boullier había anunciado su marcha del equipo. También llegarían grandes nombres al staff técnico como Andreas Seild y James Key.
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Tan solo faltaba darle un lavado de imagen a los asientos. Además, el propio Key trabajó con el 55 durante sus primeros años en Toro Rosso y por supuesto, Carlos Sainz goza de una excelente relación con Fernando Alonso.
Sin duda, todo parecía indicar que McLaren y Sainz unirían sus caminos para forjar desde cero un capítulo histórico para la historia de la Fórmula 1. Esa era una gran ventaja junto a la gratificante liberación de la presión sometida por el equipo austriaco sin tener que salir del «Gran Circo».
Aun así, había sensibles inconvenientes. Podría tener delante a un piloto extraordinario como Alonso que podría acabar con su reputación por los suelos. Además, la escudería anglosajona había caído excesivamente bajo y existían pocos motivos para pensar que podía remontar el vuelto. Al fin y al cabo, los aficionados habían sufrido demasiadas falsas promesas desde 2015. Tan solo tocaba agarrarse a un futuro difícil de predecir.
Sin embargo, sí se produjo una noticia que no dejó indiferente a nadie, pero todos esperábamos y no era otra que Fernando anunciaba su retirada de la Fórmula 1 en agosto de 2019. Ese hecho impulsó a Carlos como líder de un proyecto.
Sin duda, un regalo envenenado para un piloto que debía demostrar madurez y teniendo de compañero a un prometedor británico llamado Lando Norris. Al igual que en 2007, la historia se repetía. Un joven, pero experto español «líder» de filas y un «patriota» novato, pero rápido compañero iban a ser protagonistas.
3 Virtudes que ostenta desde su debut
El reto era mayúsculo para el español y aunque había razones para no creer en la nueva alianza, también existían motivos para soñar. Si miramos el apartado psicológico, daba el perfil idóneo sobre quién debe liderar un proyecto de elevada envergadura.
Juventud y experiencia son dos de sus principales virtudes. Parecen dos conceptos contraproducentes, pero cabían en la mentalidad del piloto. Tenía el hambre necesaria para darlo todo en su trabajo, sobre todo en la puesta apunto del monoplaza.
Su relación con el staff directivo y técnico de turno va más allá de las charlas dentro del garaje. Nunca ha sacado a relucir actitudes egocéntricas cuando se ha visto obligado a ceder posición en momentos en los que su compañero de turno gozaba de mejores armas.
Ha habido multitud de ocasiones en las que ha realizado labores minuciosas en entender mejor los bólidos. Una prueba de ello fue cuando le tocó remar a contracorriente en Renault porque las tornas no iban bien dadas a su favor.
Si miramos el apartado exclusivamente del piloto, existe una regularidad tremenda en cuánto a resultados. Su padre siempre le ha dicho que debía dar pequeñas señales para demostrar que cómo iba desarrollándose su potencial.
Pero claro, también ha habido cabida para relucir su máximo potencial. Lo ha podido desarrollar en carreras alocadas. Conserva majestuosamente los neumáticos, su conducción en agua es exquisita y lee las carreras en términos estratégicos como pocos. De este modo, ha cuajado grandes actuaciones en Singapur 2017 -cuarto lugar- o Azerbaiyán 2018 -quinta posición-.
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Defectos que arrastraba desde su debut
Carlos Sainz padre confesó a Antonio Lobato y Cristóbal Rosaleny en una entrevista a SoyMotor que su hijo sorprenderá aún más. El hombre no ha fallado en su predicción. No es para menos, ya que llegaba a generar dudas sobre si podía marcar época.
Es cierto que ha realizado remontadas agradables para su reputación como la ejecutada en el Gran Premio de Canadá del año 2016. Sin embargo, hubo carreras en las que no supo solventar problemas de tráfico a base de adelantamientos.
Además de sentir falta de agresividad en su pilotaje, experimentó bajadas de posición en las salidas durante el año de su debut. Es más, se lo comentó Fernando Alonso en la primera entrevista que se realizaron de «motu propio». Halagó su velocidad pura en las sesiones clasificatorias, pero le echó en cara sus arrancadas pobres.
Años más tarde, ha realizado esplendorosas remontadas -véase el exterior a Kyvat y Albon habiendo pasado Santa Devota-. Por otro lado, se vio superado por Nico Hülkenberg a la hora de calificar cuando competía en Renault y le ha ocurrido lo mismo durante su primer año teniendo a Norris de compañero.
Como conclusión, podemos decir que ha arrastrado defectos que ha ido puliendo a lo largo de su trayectoria, pero hay virtudes que está perdiendo paulatinamente, concretamente presenciar como sus sucesivos compañeros de garaje le están batiendo a una o dos vueltas.
Claves para que McLaren y Sainz hayan progresado en la misma dirección
Ambos se necesitaban para no pasar inadvertidos en la Fórmula 1. McLaren estaba sediento de un líder que les permitiera trabajar con tranquilidad. Esa misma calma la deseaba Carlos para encontrar estabilidad deportiva.
El español sacó a relucir su experiencia y la humildad necesaria para que la dirección deportiva llevara a cabo los procedimientos pertinentes hacia el progreso. Carlos dejó su órdago y los de Wooking se lo devolvieron halagándole públicamente.
La comodidad le ha permitido relajarse en pista para sacar todo lo que llevaba dentro. Nunca vimos a un Sainz tan agresivo. Ojo, su agresividad nunca destrozaba en mil pedazos su cabeza fría para desenvolverse en situaciones adversas. Incluso ha mejorado su capacidad para conservar neumáticos.
Todas estas aptitudes junto a la suerte se juntaron en el último Gran Premio de Brasil para obtener un podio tan merecido como sufrido. Aquella tercera posición le impulsó hacia una sexta plaza final, dejando en la cuneta a los dos pilotos de Red Bull que han compartido equipo con Max Verstappen, Alexander Albon y Pierre Gasly.
¿Cuáles deben ser los objetivos de cara a 2020?
El salto de calidad debe impulsarles a continuar perfeccionando sus prestaciones aerodinámicas. Pero claro, hace falta ir con los pies en la tierra y ser conscientes de que la sexta plaza en Pilotos y el cuarto en Constructores va a ser más caro.
Para empezar, hay equipos como Renault o Racing Point que tuvieron de un gran final de año. También cabe recordar que McLaren es un constructor sometido al yugo de la escudería gala. Por lo tanto, siempre va a estar sometida al yugo de la marca del rombo que quiere ganar más fiabilidad. Este hecho puede generar que los bólidos papaya pierdan la velocidad punta adquirida durante este año.
Ante esta posible circunstancia, el objetivo es seguir pugnando por la séptima plaza que otorga el honor de ser el mejor piloto de los «mortales». Si Sainz sigue mostrándose relajado, pero competitivo gracias a la seguridad que le otorga su equipo y sobre todo, Lando Norris continúa madurando como piloto, la meta es más que factible. Pero sabremos si están más cerca de este objetivo en los test de febrero.