El Campeonato logrado por Fernando Alonso en el año 2005 demostraba su valía como piloto y la excelente labor de Renault como proyecto deportivo. Sin embargo, tocaba consolidar dicha unión completando la madre de los desafíos: la pugna por el título de la confirmación ante el más grande entre los grandes, Michael Schumacher.
El F2006 ostentaba una fabulosa evolución con respecto a su predecesor. Además, el establecimiento de los cambios de gomas, el cambio del formato de clasificación por tandas y una mayor competencia de los Brigestone ostentaba una mayor competencia al equipo Ferrari.
Por otra parte, Renault siguió manteniéndose fiel a su afán de evolución aerodinámica durante los primeros compases del año natural 2006. Había incertidumbre ante el inicio de la temporada y más sabiendo que las relaciones entre Alonso y Flavio Briatore no serían las mismas. Al fin y al cabo, había anunciado su marcha del equipo galo una vez finalizada la temporada.
Pero el fin era el mismo y tocaba poner la carne en el asador. La cita inaugural de Bahréin era la prueba de fuego. Para colmo, Ferrari hizo doblete en la sesión clasificatoria y Fernando arrancaría en cuarta posición. El español intentó solventar aquella diferencia en carrera. Superó a Jenson Button y Felipe Massa durante los primeros compases de la prueba y comenzó a dar caza a Michael Schumacher.
La pelea era décima a décima, por lo que los pequeños detalles marcarían la diferencia, concretamente el último repostaje. Fernando Alonso estiró su última parada y la jugada le salió redonda. Superó a Michael tras su salida del pit-line por milésimas y se adjudicó la primera victoria del año.
Una vez más, el acierto estratégico del equipo francés quedó vigente. Nada más lejos de la realidad, el equipo cometió errores de bulto que dejó escapar un puñado de victorias para el asturiano. Es cierto que encadenó seis victorias durante las nueve primeras carreras (Bahréin, Australia, España, Mónaco, Gran Bretaña y Canadá) y tres segundas plazas (Malasia, San Marino y Europa).
Sin embargo, pudo haber logrado pleno de victorias. Para empezar, se vio obligado a arrancar desde la octava plaza en la cita malaya porque recibió excesiva carga de combustible en la sesión de clasificación. Peores fueron las pifias en Imola y Nürburgring.
En el país sanmarinense peleó con Michael, pero un undercut a destiempo mermó sus opciones de victoria. Por otra parte, no convirtió la pole en victoria en suelo alemán porque Ferrari gozó de mayor inteligencia a la hora de escoger el momento de los repostajes.
Dichos errores no tuvieron excesiva propagación en los medios tradicionales españoles. Solamente se deslumbrada una afición hacia la Fórmula 1 desmedida por las victorias de Alonso. Dicha pasión se canalizó en el Gran Premio de España. El piloto local venció a pesar de que los pronósticos otorgaban la victoria al equipo Ferrari, pero la carrera fue otro cantar.
Aquella acción supuso una motivación extra para Michael Schumacher en su afán de recortar puntos. No había tenido su fin de semana en Malasia y sufrió un accidente en Australia y tocaba remontar. Mónaco era un escenario idóneo y estaba encadenando cronómetros fulgurantes. Fernando replicaba y en su afán de conservar la pole, aparcó el coche en la Rascasse, forzando la aparición de las banderas amarillas y la bajada de los respectivos tiempos.
La FIA actuó en consecuencia y le impuso arrancar último. Es cierto que remontó hasta el cuarto puesto, logrando puntos que podrían valer su peso en oro. Pero quedó vigente que el germano sacaría su carácter maquiavélico como hizo en años de antaño y para colmo, estaba en un estado de forma fulgurante. De este modo, si Fernando vencía, el siempre estaba al acecho.
Mientras tanto, en España se buscaba el día en el que se confirmara el bicampeonato, «Schumi» no estaba dispuesto a darse por vencido. Además, los neumáticos Brigestone experimentaban mayor rendimiento con el calor veraniego, la FIA había prohibido el uso del mass damper en el R-26 y la fábrica disminuyó su desarrollo en el monoplaza por temor a perder su fiabilidad.
Las consecuencias fueron inminentes. Exceptuando el caótico Gran Premio de Hungría en el que abandonaron ambos aspirantes abandonaron, Ferrari no dejó de ganar durante la gira europea. Michael acumuló victorias consecutivas en EEUU, Francia y Alemania. Alonso pudo sostenerle en Turquía gracias a una segunda plaza.
Fue la mejor de las noticias. Su monoplaza se comportó como inconducible en Alemania y la carga de carburante inversamente proporcional a las prestaciones del propulsor en EEUU le privaron del podio. A falta de las pruebas en Italia, China, Japón y Brasil, el Campeonato se encontraba en el aire.
La última cita del calendario europeo confirmó la retirada de Michael Schumacher. Sin duda, una retirada suya con el 8º Campeonato era el sueño deseado por muchos aficionados. Esta circunstancia la sentiría Fernando en la clasificación de Monza. Fue sancionado con cuatro posiciones en la parrilla por haber entorpecido supuestamente la vuelta lanzada del brasileño Felipe Massa. El cólera del español fue inminente, llegando a quitarle al deporte el calificativo de deporte.
Eso sí, iba a vender cara su derrota. Atacó sin miramientos durante la carrera hasta el punto de colocarse en posiciones de podio. Cuando parecía que había solventado parte de los problemas ocasionados, el motor dijo basta a pocas vueltas final. Fue el incentivo idóneo para ganarse los abucheos de unos aficionados que lo acabarían endiosando.
Mientras tanto, tocaba apoyar al Kaiser durante la gira asiática. Dos puntos en juego y China era la primera de las finales. La lluvia sobre el asfalto invitaba a la esperanza. Alonso cumplió con lo establecido haciendo la pole y dominando gran parte de la prueba.
El panorama cambió cuando la pista cambió de condiciones climáticas. Pero el equipo falló en la elección de gomas y la ejecución en el mismo cambio. Una vez más, Ferrari se encontró con una victoria por errores de estrategia. Alonso pudo compensar el día aciago obteniendo la segunda posición.
El Campeonato quedaba igualado a puntos entre ambos para el Gran Premio de Japón. Era el lugar en el que Michael venció dos de los cinco entorchados con Ferrari y la clasificación parecía llevar el destino a la misma dirección. Ferrari y los neumáticos Brigestone se mostraron enormemente superiores a Fernando. Por primera vez en mucho tiempo, el ovetense había perdido la fe, pero mientras las Matemáticas no dijeran lo contrario, había esperanza.
La única posibilidad de reducir al máximo las posibilidades de victoria del astro teutón era trazar cada sector como si fuera una final. Se mantuvo fiel a su propósito, adelantando a los Toyota en carrera y arrebatándole la segunda plaza a Felipe Massa en los repostajes. El último escollo era Michael Schumacher y le presionó con todo su ímpetu. De tanto llevarle al límite, el propulsor de su contrincante no aguantó, poniendo la victoria y el Mundial en bandeja al asturiano.
Lat Images
La mala fortuna que le acompañó al as de Renault en citas como Hungría o Italia se convirtió en suerte de los campeones en Japón. Bueno, más bien no dejó de apretar los dientes hasta forzar rupturas, tal y cómo ocurrió con Kimi Räikkonen en la temporada anterior.
Sin duda, la despedida perfecta estaba ideada para el Gran Premio de Brasil. Le bastaba puntuar para llevarse el bicampeonato. Obtuvo la segunda plaza, mientras que Michael Schumacher dejó Ferrari por la puerta grande.
Los problemas no cesaron durante todo el fin de semana, viéndose obligado a realizar una remontada épica hasta la cuarta plaza, demostrando que se había retirado por todo lo alto. A pesar del subcampeonato, la leyenda del Kaiser no ha perdido ningún ápice.
En la misma medida, Fernando Alonso no es mejor piloto que él por haberle derrocado. Simplemente, cada equipo sufre determinados ciclos y dependiendo del posicionamiento de los mismos, los ganadores suelen ser diferentes. Y siendo fieles al refranero, «a todo cerdo le llega su San Martín» o lo que es lo mismo, todo campeón no queda exento de ser batido. Renault y Fernando Alonso no serían la excepción.
Por si os interesa, os enlazamos la primera parte: Renault desbanca a Michael Schumacher del trono (Parte I)