La sanción del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) a Rusia con motivo del caso de dopaje descubierto en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 ya es firme y durará dos años. Más de 1.000 atletas rusos se beneficiaron de una “conspiración institucional” de dopaje y el TAS no ha tenido piedad.
El gigante euroasiático queda excluido, como participante, organizador o candidato, de cualquier gran competición, incluidos Campeonatos del Mundo. Dentro del automovilismo afectará, entre otras competiciones, a la Fórmula 1.
Las reacciones no se han hecho esperar y las máximas autoridades rusas están indignadas, como lo declaró el presidente Vladimir Putin:
“Es parte de una política contra Rusia. Nunca apoyó ninguna violación en el deporte, nunca la hemos apoyado a nivel estatal, y nunca lo apoyaremos».
Un poco más allá iba un parlamentario ruso que hablaba de montaje:
«Todo el escándalo de dopaje es una falsificación pura, inventada para desacreditar y humillar a Rusia».
Con mucho revuelo, pero lo único cierto es que la sanción ya es firme e inamovible.
Así pues, de manera oficial no veremos ningún tipo de simbología de dicho país durante dos años en la Fórmula 1. Hablamos de oficial puesto que los aficionados podrán seguir llevando sus banderas y sus símbolos como no podía ser de otra manera.
Y no, no se suspenderá el GP de Sochi 2021 si es que has llegado a pensarlo. Los organizadores ya han confirmado que el gran premio se llevará a cabo aunque es cierto que tendrán que adaptarse a la sanción: ni banderas, ni himno ni ningún tipo de simbología rusa.
Asegurada la carrera, pasamos al “hombre polémica”, Nikita Mazepin. Los deportistas rusos que compitan en los eventos afectados por la sanción no podrán correr en representación de Rusia sino que competirán con bandera neutral. Al menos, Mazepin, podrá decir que en esta polémica no ha tenido nada que ver.
Todos los pilotos rusos de otras grandes categorías del automovilismo como la Fórmula 1, tendrán que atenerse a las mismas consecuencias. Y es que la sanción incluye a todos los campeonatos del mundo de la FIA –incluida la Fórmula E, el WRC, el WEC y el WRX– donde equipos y escuderías también deberán abstenerse de utilizar simbología oficial.
No será así en la Fórmula 2, donde Robert Shwartzman podrá lucir su bandera y “representar a su país” puesto que está categoría no es un campeonato del mundo de la FIA.
Esperemos que este tipo de sentencias sean ejemplares y eviten más casos de dopaje, que no hacen sino ensuciar el mundo del deporte.