Aunque nadie sabe realmente lo que es, todo el mundo habla de El Plan. Y no solo por la promoción que le da Fernando Alonso. Desde su propio equipo, Alpine, no dudan en alimentar la esperanza de que la escudería francesa pueda ser la sorpresa de 2022.
Sin embargo, Laurent Rossi, CEO de Alpine, prefiere tener los pies en el suelo. Desde hace algunos meses, asegura que sus objetivos más ambiciosos se fijan al menos a dos años vista. En este contexto, no duda en poner en valor lo valioso que puede ser en el futuro el conocimiento que el grupo Renault obtiene mediante la inteligencia artificial:
«Tenemos la estabilidad que ofrece el grupo Renault durante cinco o diez años de financiamiento constante. El hecho de que la Fórmula 1 se está moviendo cada vez más hacia menos pruebas físicas, con más y más simulaciones y análisis de datos puede favorecer al grupo Renault. Ya que tenemos científicos de aprendizaje automático de inteligencia artificial de primera calidad. Algo que se ha utilizado durante los últimos 20 años en toda la fabricación y el marketing».
En cuanto al tiempo que necesitarán para luchar por la victoria, y por ende, por el campeonato del mundo, Rossi se muestra cauto. Si bien 2022, con el cambio de reglamento, la fecha que se marcaba el equipo francés para luchar por todo, ahora no quieren pillarse los dedos. El CEO de Alpine señala a la de 2024 como la temporada en la que alcanzarán su máximo nivel:
«Queremos ganar carreras y también el campeonato, y pensamos que eso puede ser posible para finales de 2024 o 2025, dependiendo de cuándo termine el periodo de las reglas actuales. Creo que tenemos todas las herramientas para conseguirlo en un entorno ideal».
No obstante, admite que el 2022 se presenta como una gran oportunidad al igualar el campo de juego para todos. En este sentido, admite que debería ser más fácil luchar contra los equipos más grandes:
«Reajustamos el rendimiento, y con las nuevas normas, todo el mundo empieza desde cero, trabajamos con las mismas limitaciones. Aunque algunos equipos sean afines o tengan mejores recursos, no nos escondemos detrás de nada, ya que es más o menos es lo mismo para todos, así que nos resultará un poco más fácil luchar».
Esto se suma al límite de gasto, y la experiencia acumulada desde la vuelta de la marca francesa a la Fórmula 1. De esta manera, la situación es la mejor para intentar dar la campanada en un año marcado por la incertidumbre:
«No es que nosotros pongamos 200 millones de dólares y ellos 500. Esa cantidad, más o menos, está bien, podremos hacerlo. También podemos aprovechar la experiencia de cinco años en la Fórmula 1 como equipo de trabajo, con el motor y el chasis. Podemos encontrar y hacer un trabajo mucho mejor para integrar un motor potente en el chasis”.
Habrá que esperar para ver si Rossi está siendo excesivamente prudente. O, si por el contrario, el proyecto de Alpine todavía necesita madurar unos años más.