El cambio en el reglamento para la temporada 2022 de Fórmula 1 no sólo afecta a los coches, sino también a la forma en que la FIA hará las revisiones técnicas. En este sentido, la F1 ha dado un paso hacia adelante y, quizá, sorprendido a las escuderías.
Para entender desde el principio los conceptos, necesitamos establecer la forma en la que nacen los monoplazas de 2022. Ahora los diseñadores no sólo tuvieron que tomar en cuenta las medidas, sino que la FIA agregó un elemento más: los volúmenes.
Digamos que, para poder leer correctamente el paquete de normativas, es necesario hacerlo con herramientas CAD (Computer-Aided Design). ¿Por qué? Pues porque es ahí donde se han “cargado las matemáticas” que definen lo que sí y lo que no de un F1 2022.
Como lo hemos comentado antes en Tercer Equipo, ahora los equipos tienen que informar de las actualizaciones de sus coches. Y esto también se hace con datos CAD. Entonces, los equipos mandan el paquete de datos al departamento técnico de la FIA y se evitan tener que inspeccionar físicamente los autos.
XPB Images
La confusión de todo esto se resuelve con tecnologías mucho más modernas y precisas. El ingeniero griego, Nikolas Tombazis, quien es el jefe del departamento técnico, ha dispuesto de una ingeniosa idea. Con esto, él mismo conoce, antes que todos los que estamos fuera, absolutamente cada milímetro de todos los coches de la parrilla.
Esta situación explica en parte el rumor de que algunos equipos estaban fuera del espíritu de las nuevas reglas. Específicamente porque la FIA quiere evitar que los diseñadores consigan piezas que generen vórtices con ángulos en las formas.
De hacerlo, el aire se ensuciaría para el auto que viene detrás con turbulencias que pudieran limitar la carga aerodinámica. Básicamente lo mismo que sucedía la temporada pasada.
Es entonces que se decidió utilizar estas nuevas herramientas. Pero no sólo está montado en el garaje de la FIA, que es justo ahí donde Jo Bauer, director técnico, hace una jugada maestra. Todos los equipos en todos sus garajes dispondrán de un lector láser Leica, con las mismas especificaciones que el utilizado por la Federación.
Este dispositivo puede escanear milimétricamente la forma completa de los autos desde su pit lane, y enviar todos los datos a los comisarios y al mismo Bauer. De esta forma, los pueden comparar de manera inmediata con las matemáticas de cada auto que se encuentra en la base de datos.
Con este nuevo sistema, se eliminan las verificaciones de los jueves, pero también las que se solían hacer previas a cualquier sesión en pista. Pero, además, pueden revisar partes del auto sin siquiera tener que notificar a los equipos cuáles.
Todo esto tiene como objetivo limitar que los ingenieros saquen ventaja de las zonas grises del reglamento. Otra ventaja es la mayor rapidez en el procedimiento de control, sumado al incremento en la calidad de las verificaciones.
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De cualquier manera, Jo Bauer y su equipo no se fiarán al 100% de la tecnología y continuarán haciendo verificaciones en pista. Se ha establecido un lugar de control en el que la báscula seguirá siendo lo más importante. Aunque, por supuesto, estas revisiones serán bastante más rápidas y eficientes que antes.
El procedimiento continuará montando el auto en los soportes específicos previstos en el fondo, para luego ser escaneado en el box de la FIA de la misma manera que los equipos lo hacen en su propio garaje.
Con una medición tan exacta, están intentando eliminar cualquier polémica y cualquier posibilidad de discusión. Como cuando se descalificó a Lewis Hamilton de la Clasificación al Sprint del GP de Brasil pasado.
Podemos resumir esto en una batalla ganada por la FIA en contra de los equipos, por lo menos por ahora. Sabemos que este es el cuento de nunca acabar, y seguramente algún vivo podrá darle la vuelta a algún rincón del reglamento para ganar alguna décima en carrera.