En el papel el W13 es una joya de la ingeniería. Antes de su presentación en su forma final, el monoplaza que vimos en los segundos entrenamientos de pretemporada en Bahréin amenazaba con ser ‘un segundo más rápido’ que la competencia.
La realidad golpeó al equipo de ingenieros de Brackley como una enorme tsunami. Los inconvenientes se dispararon en todas las áreas del comportamiento dinámico del auto. El rebote aerodinámico se llevó los titulares; sin embargo, además de él, el auto no gira en curvas lentas, sobrevira en las curvas rápidas, no tiene tracción en aceleración y, debido a la ineficiencia aerodinámica, no tiene buena velocidad punta.
Los primeros esfuerzos de cura del incontenible rebote se enfocaron en reducir la succión total del difusor, dejando ir muchos Kg de carga en el esfuerzo, pero ni ello logró controlar el golpeteo del auto con el pavimento. Sólo la increíble rigidez estructural del coche ha logrado evitar retiros mecánicos en lo que va de la temporada, por lo menos se sabe que el W13 es tan resistente como una Clase G.
Pero más allá de los problemas con el auto, la temporada 2022 está tornándose disruptiva para el equipo bajo la conducción de Toto Wolff. Ya no tienen el auto dominante de la parrilla, no están siquiera al frente de la lucha y sus perspectivas ni siquiera contemplan victorias en este momento.
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El auto es un tema, la planta de poder es otro, Lewis Hamilton y su nivel de motivación son otro. Pero el más oscuro de los problemas de Mercedes es la fuga de talento.
Este es un factor que ha pasado desapercibido, pero que grita por atención una vez que se hace un análisis de lo que ha cambiado en los últimos años. Este puede ser clave para entender el actual estado del equipo técnico en Brackley.
Hace no más de tres semanas el polémico Helmut Marko, asesor y confidente del magnate Austriaco Dieter Mateschitz y dueño del emporio Red Bull, expresaba casualmente que durante el último año Mercedes había perdido al menos 50 ingenieros del área de motores, con una sonrisa irónica no ocultó que muchos de aquellos expertos habían sido cooptados por el naciente programa de motores de Red Bull.
Más allá de los rumores la fisonomía del equipo técnico de los campeones de los últimos 8 años es completamente distinta. El jefe de motores Andy Cowell dejó el equipo, el Director técnico James Allison tomó un rol en el esquema que ha sido difícil de explicar, en términos prácticos ya no está en contacto con los asuntos en pista.
El mismo Toto Wolff sale al paso de las insinuaciones de debilidad en su equipo técnico, en entrevista con los medios ingleses declaró:
“Es sólo el ciclo normal, Ross Brawn nos dejó, después Paddy Lowe. Aún así ganamos 6 campeonatos, o 7. Luego llegó James Allison y ha habido muchas caras nuevas en todos los frentes. Entonces es cuando Andy Cowell se retiró.
Mientras tanto todos los jóvenes que están llegando y ellos están tomando las decisiones a nivel operativo, como siempre ha sido durante los últimos años”.
Aclarando su punto, hace una pausa y enfatiza:
“No hemos perdido a nadie que yo diga ‘¡Eso fue realmente, realmente duro! Ha sido sólo el ritmo de rotación normal de gente”.
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Su principal argumento es que la juventud estará inyectando una nueva forma de hacer las cosas, necesaria para revitalización del esquema:
“Cuando me doy una vuelta por nuestras instalaciones, la cosa que más me da gusto es que la mayoría de la gente es jóven, con un muy alto nivel educativo. Están muy motivados y no están a gusto cómo están las cosas por el momento.
Eso me llena de positivismo. No puedo imaginar a nadie quién pudiera ser mejor que la gente que tenemos ahora. Y no lo digo ligeramente, es realmente lo que pienso”.
El austriaco termina la entrevista no sin antes responder a la pregunta de qué si se ha dado por vencido en alguno de los campeonatos:
“No quiero ni pensarlo. Lo que amo de este deporte es que no todo está definido por la lógica. En las carreras todo puede pasar. Ya ven lo fácil que es estar primero o segundo en una y estar eliminado en la siguiente carrera.
Si, estamos muy lejos y la distancia a la punta se está haciendo más grande, será difícil. Pero si logramos poner este auto razonablemente donde debería estar, estaremos en la punta”.
Wolff parece no haber perdido el amor a su diseño, solo el tiempo hasta cuando mantiene la fé en su joven equipo técnico. El reloj está corriendo.