El piloto australiano de Renault, Daniel Ricciardo se sincera sobre su sueño de convertirse en Campeón del Mundo de la Fórmula 1 en un futuro no muy lejano ya que se muestra capacitado de reinar en el Gran Circo y demostrar sus cualidades como piloto desde su llegada a la F1 en 2011 bajo el paraguas de la extinta HRT cedido por Red Bull.
Para Daniel, llegar a la Fórmula 1 fue un sueño convertido en realidad, pero él mismo se muestra capaz de llegar a proclamarse Campeón del Mundo y esa fuerza por lograr su sueño es el que le hace continuar luchando y no dar por perdida la esperanza:
«Mi objetivo en toda esta aventura no era sólo llegar a la F1. Quiero irme como campeón del mundo. ¿Quería llegar aquí? Por supuesto. ¿Me gusta? Sí. Aún no he llegado a donde quiero, pero…¿lo estoy disfrutando? Desde luego»
Pero el piloto también es consciente que conseguir el objetivo de ser Campeón del Mundo está al alcance de unos pocos privilegiados, y considera que sus dotes como piloto pueden hacerle llegar a conseguir ese objetivo:
«Pero, ¿si esto terminará hoy estaría decepcionado? Una gran parte de mí lo estaría porque creo que soy lo suficientemente bueno para lograrlo, así que pensaría que es algo que he dejado a medias»
El actual piloto de Renault, dejará la Fórmula 1 cuando deje de sentir ilusión por ser Campeón, y aunque en su actual escudería las opciones son remotas, dentro del paddock está muy bien considerado y se encuentra en el radar de varios equipos con capacidad para convertirse en Campeón en un corto-medio plazo:
«Ese es el objetivo último. El día que yo piense que no soy capaz de conseguirlo será el día que abandone el deporte, pero realmente creo que aún puedo ser campeón del mundo»
Daniel Ricciardo, también es partidario de que todos los pilotos compitiesen en las mismas condiciones y no depender de si la elección de irte a un equipo u otro ha sido la decisión correcta:
«Es frustrante que en este deporte se decida casi todo por estar en el coche correcto en la temporada correcta. Y esto mismo también es una parte interesante del espectáculo. Es como una partida de ajedrez muchas veces. Ojalá fuera todo blanco y negro y todo el mundo tuviese lo mismo para ver quién es el mejor, pero así no es como funciona. Pero realmente creo que el mejor siempre encontrará una manera de estar en lo más alto»