Tras la tercera plaza lograda en la clasificación de ayer, todas las esperanzas de poder discutir un doblete de Mercedes en Mugello se centraban en él. La cosa estaba complicada, pero siento Max Verstappen, todo es posible.
Pero por desgracia, e incluso antes de que se apagara el semáforo, estas esperanzas se han desvanecido.
Durante la vuelta de salida del box a la parrilla, el holandés se quejaba por radio de problemas en su unidad de potencia. Nada más llegar a la parrilla, los mecánicos se echaban encima del monoplaza de Max.
Tras unos minutos de incertidumbre, parecía que desde el muro y desde Milton Keynes indicaban que los problemas de software se habían solventado, y el RB16 no tendría problemas.
Pero por desgracia, la cosa no ha sido así. Al apagarse los semáforos, Max realizaba una buena salida, y amenazaba a los de la estrella plateada, pero pocos metros más tarde, su motor aflojaba. Su monoplaza perdía potencia de manera repentina. Debido a eso, el holandés se veía rodeado por muchos de los coches que estaban por detrás suyo en el grupo. Tras sufrir varios toques que ocasionaron un incidente múltiple, su carrera terminaba de golpe.
Verstappen explica los problemas que a la postre le obligaron retirarse:
«Desde la vuelta de formación, el motor se paró. Un poco el mismo problema que ya tuvimos en Monza. En la carrera tuve una muy buena salida, un buen sprint. Logre ponerme detrás de Lewis, pero luego no tenía más potencia, de golpe no podía acelerar”.
Max quita importancia a los toques que sufrió más tarde, ya que cree que posiblemente se hubiera tenido que retirar igual por los problemas en su motor
«Me golpearon después, pero eso ya no cuenta. Estas cosas son las que pasan cuando estás en una situación como esa. Probablemente me habría retirado de todos modos, así son la cosas».