El pelotari de Zaratamo valió la segunda oportunidad que le dio la empresa para optar por la txapela del campeonato más importante de la pelota profesional.
Después de darle muchas vueltas y sin decir nada claro, que es lo que debería ser, decidieron que Mikel Urrutikoetxea iba a ser el sustituto de Oinatz Bengoetxea en la final ya que su fisura en el dedo no tendría la recuperación que debiera para la fecha señalada. Por lo tanto, Mikel que había caído frente a Oinatz en semifinales por un marcador muy abultado. Quedó tercero en la final de consolación porque Juan Martínez de Irujo no la jugó y tuvo la oportunidad de que su empresa le colocara en el partido más importante de su vida.
En el mundo pelotazale, siempre estamos con la misma discusión porque las empresas no cumplen con las reglas que ponen al principio del campeonato. En muchas ocasiones, viven por sus beneficios y al aficionado de este gran deporte lo tienen apartado. Sin embargo, Mikel Urrutikoetxea sin tener ninguna culpa, salió a la cancha con todo para intentar obtener una txapela de mucho prestigio y vestir de rojo durante todo un año con la camiseta de campeón.
Uno de los pelotaris más carismáticos como Juan Martínez de Irujo comentó en unas declaraciones que lo ocurrido había sido una verdadera chapuza. La final para mucha gente no tenía emoción pero la importancia de ella era de destacar. Además, el encuentro fue muy disputado.
Mikel comenzó muy a gusto pero finalmente tuvo que sufrir ya que Aimar Olaizola con un parcial de 9-0 empató el partido a 19. No obstante, cuando el de Goizueta con su experiencia consiguió remontar, se esperó que iba a ser él quien se llevara el triunfo pero Urrutikoetxea, a base de coraje se consagró por primera vez en su carrera deportiva como campeón manomanista ,dando también, una alegría a los vizcaínos ya que desde 1977 con Gorostiza, ninguno ganaba este campeonato.
Este triunfo cambiará mucho el mundo profesional. Los dos líderes autoritarios de la pelota profesional, no vestirán con la camiseta de campeón y una cara inesperada tendrá que tener más protagonismo en campeonatos, partidos estelares, publicidad etc…
Aimar ya tiene sus 35 años y con los años el cuerpo se va resintiendo para jugar en la modalidad de todo el frontón, Urruti que tiene 10 años menos que él ya ha conseguido derrotarle en una final. Aún así, pelotaris como Irujo, Bengoetxea o el propio Aimar Olaizola que tienen pasado los 30, tienen mucho que decir vestidos de blanco y el relevo generacional deberá de destronarles en la cancha.
Esperemos que en futuros campeonatos no pasen estos líos y todos los amantes de este bonito deporte, estemos satisfechos con todo lo que transmite la pelota a mano.
