Tras el intervalo de la pasada carrera en Canadá, el campeonato regresa a Europa, y vuelve a uno de los que fue uno de los circuitos míticos de la F1, para disputar el GP de Austria.
Tras once temporadas ausente, el veterano circuito de Austria regresó la temporada pasada al calendario de Fórmula 1 bajo el nombre de sus actuales propietarios. Spielberg, Osterreichring o A1 Ring, como ha sido conocido históricamente, es llamado ahora Red Bull Ring desde que la marca de bebidas energéticas austriaca lo comprase. Con sus 4,326 kilómetros y solo nueve curvas, se presenta como uno de los circuitos más cortos y simples del calendario, no obstante, sus estrecheces suelen ofrecer un buen espectáculo en pista.
Ocupando un espacio central en el trazado, encontramos la estatua de un toro, de 50 toneladas, atravesando un arco realizado a partir del reciclaje de latas de Red Bull. Donde esperan unas gradas -azules y plateadas- también procedentes del reciclaje, en este caso de viejos hangares, y el recuerdo en forma de estatua de Jochen Rindt, primer austriaco que participó en una prueba de F1
Se trata de un circuito rápido con dos zonas muy diferenciadas: una muy rápida, formada por dos largas rectas unidas por un viraje a la derecha de casi 90 grados, y otra más lenta y revirada. Además se caracteriza tanto por sus fuertes desniveles, una pendiente máxima del 9,3%, como por su velocidad, con largas rectas y curvas rápidas que deberían facilitar la labor de los pilotos cuando estos quieran adelantar.
Sus nueve curvas, ofrecen claramente, cuatro posibles zonas de adelantamiento .Tras la línea de meta, llega la curva 1, que es una curva cerrada de derecha. Traccionar bien al salir de esta curva, es vital para afrontar la recta más larga del trazado, donde se pueden alcanzar los 300km/h. Aquí se ascienden unos 60 metros, llegando al punto más alto de la pista, hasta llegar a la curva 2, otra curva a derechas y muy cerrada, que es claramente el punto más factible para intentar un adelantamiento y la frenada mas difícil, pasando de unos 300km/h a los 60 km/h.
Tras volver a acelerar en un ligero descenso llegamos a la curva 3, para, continuando con el ligero descenso, llegar a la zona técnica más exigente, en donde afrontamos diferentes curvas enlazadas con pequeñas rectas. Hasta llegar a la curva 8, las más rápida de todas y que tiende a abrirse hasta el exterior, para tras otra breve recta, afrontar la última curva del trazado que enlaza nuevamente con la recta principal.
Hablamos de un trazado entre montañas, con un asfalto suave y nada abrasivo, en la que la principal dificultad se encuentra en acertar con el set up por las fuertes frenadas que la caracterizan.
Como es habitual, tendremos dos zonas de DRS. La primera estará en la recta de meta, justo después de la curva número 9 (última de la vuelta), también llamada Red Bull Mobile, con el punto de detección situado a escasos diez metros pasados de la penúltima curva del circuito, la Rindt. Finalmente, la segunda recta de DRS se hallará en la contrarecta situada entre la segunda (Remus) y la tercera curva (Schlossgold), contando que el punto e activación está situado antes de la frenada de la segunda variante.
Durante la carrera, se darán 71 vueltas a los 4.326 metros que componen el Red Bull Ring, para completar 307,146 kilómetros en total.
La elección de neumáticos que ha hecho Pirelli para Austria, es la misma que se llevó a las carreras de Mónaco y Canadá: el blando (color amarillo) y el superblando (color rojo). Señalar que, tras su reciente renovación, el asfalto es generalmente muy suave. Esto significa que los coches pueden derrapar más, sobre todo, al inicio del fin de semana, causando graining si no se mantiene bajo control.