Tras tres semanas sin F1, provocado por la no celebración del GP de Alemania, llegamos a la última cita antes del parón veraniego
No nos podemos engañar. Aun seguimos apesadumbrados y emocionados, por el fallecimiento el pasado sábado, tras nueve largos meses de lucha, de Jules Bianchi. Pero también es cierto, que por muy triste que sea, la vida sigue, y el campeonato con ella. Llegamos a la décima cita del calendario.
Una vez hubo terminado el bloqueo político a Hungría, los húngaros quisieron ser protagonistas en el mundo del automóvil, y pensaron tener un gran premio local. Así, el 1 de Octubre de 1985 comenzó la construcción del circuito de Hungaroring, que albergaría la primera carrera de Fórmula 1 en Hungría. Se construyó a unos treinta kilómetros de la capital de Hungría, Budapest.
En 1986, llego el ansiado Gran Premio de Fórmula 1. Más de 100.000 espectadores asistieron a una de las victorias más memorables de Nelson Piquet ante Ayrton Senna, con un adelantamiento magistral en la recta de meta. El segundo momento histórico que se puede rescatar de Hungaroring llega en 2003, tras una notable actualización de la pista, cuando Fernando Alonso lograba su primera victoria en la F1.
La edición de este año, es la 30ª consecutiva de este Gran Premio
Lento y revirado, para los pilotos es un circuito divertido para pilotar, pero el asfalto provoca bastante quebraderos de cabeza a pilotos y equipos por dos motivos: Uno, el polvo, debido a que la pista no se usa mucho el resto del año, haciendo que el agarre vaya mejorando según se va limpiando y se acumula la goma tras el paso de los monoplazas. El segundo, es su temperatura, ya que normalmente hace mucho calor, superando habitualmente el asfalto los 50ºC. El calor también lo hace duro físicamente para los pilotos porque la carrera suele ser muy larga, casi en el límite de las dos horas.
Al margen de la recta de 700 metros, el resto es una sucesión de curvas de media y baja velocidad, por lo que la configuración de los coches es de máxima carga aerodinámica, similar a la de Mónaco, lo que permite a los pilotos ser agresivos con el coche. El agarre mecánico es muy importante, y los reglajes de la suspensión se ablandan un poco para mejorarlo y para disponer de buena tracción a la salida de las curvas, que obligan al piloto a dosificar continuamente el acelerador. La ausencia de largas rectas, y por lo tanto también de fuertes frenadas, hace que los adelantamientos sean muy complicados. La frenada para la primera curva es la mejor oportunidad, pero el piloto de delante tiene que cometer un error saliendo de la última curva para poder cogerle el rebufo en la recta.
En el transcurso de los 4.381 metros que tiene de longitud el trazado, los pilotos tienen que frenar por debajo de 100km/h en tres puntos y cambiar de marcha en 48 ocasiones. Los pilotos deberán dar 70 giros al trazado.
En cuanto al carril de boxes, Hungaroring cuenta con un pit lane de 341 metros, que tarda en recorrerse 15,3 segundos más la parada.
En Hungría y como es habitual, la FIA implementará también dos zonas de DRS. El primer punto de activación será en la recta de meta, uno de los lugares más claros de adelantamiento, y la segunda está entre las curvas uno y dos. Ambas zonas de DRS tendrán un solo punto de detección, localizado unos metros antes de encarar la curva 14.
Pirelli llevará a Hungría el neumático medio y el blando, compuestos que deberían proporcionar un buen compromiso entre rendimiento y resistencia a las altas temperaturas. Hungaroring no es particularmente exigente con los neumáticos, pero la serie ininterrumpida de curvas hace que los compuestos no tengan muchas oportunidades de refrescarse en el transcurso de la vuelta.