Una visión simplificada de la actual F1
Recortes, esa palabra que ahora se cambia por reducción de costes, o por cumplimiento del déficit (según en qué ámbito). En la F1 parece que significa otra cosa, o al menos en la práctica es así, hace unos años a los señores de la Federación se les ocurrió la maravillosa idea de un motor «más eficiente», enmascarando todo el desarrollo en un halo de ecología.
Así nacieron los V6 turbo híbridos, sustituyendo a unos motores atmosféricos de 2.400 centímetros cúbicos con 8 cilindros en V. Desde siempre se ha dicho que si algo funciona, no lo toques. Pues no, con una crisis mundial que ha mermado la cantidad de fabricantes interesados en la más alta competición del automóvil, con una cantidad en aumento de equipos que no pueden pagar sus facturas, a la Federación se le ocurre cambiar un motor robusto, probado y con varios proveedores por un motor V6 híbrido de una complejidad nunca vista hasta ahora.
La realidad es que las nuevas unidades de potencia son una maravilla de la técnica, nadie lo discute y que cada día rinden más y mejor, superando incluso tiempos por vuelta que hacían los F1 cuando utilizaban motores 3.000 V10, ¿pero qué pasa con los costes?.
Aparentemente, al requerir usar 4 motores por temporada, parecería que hubiera una reducción de costes, pero la situación es bien distinta. Se han invertido cantidades ingentes de dinero para desarrollar un motor acorde a una normativa que tecnológicamente es la más avanzada del mundo, pero, ¿y el espectáculo?. Fácil, a mayores recortes, menor espectáculo.
Los pilotos ahora no son pilotos, son gestores, economistas puros y duros. Control de revoluciones por minuto, cada kilómetro cuenta, control de consumo de combustible, control de neumáticos… a resumidas cuentas, competición a medias. Sí, la Formula 1 nació como campeonato entre marcas, eso es verdad. Pero los espectadores queremos más, queremos que hasta la última vuelta se vaya con el cuchillo entre los dientes.
¿Es posible esto con la actual reglamentación?, bajo mi punto de vista no. En el único deporte en el que no se puede entrenar durante el año, cuando saltan a pista tienen que ir gestionando una cantidad de parámetros que hacen que pilotar un F1 parezca más controlar una máquina en una fábrica, que a dar lo máximo que tiene cada piloto dentro. Recortes…
Y se viene la gran pregunta, ¿Reducción de gastos o ecología?, francamente la palabra ecología en una competición como la F1 me resulta fuera de lugar, el consumo de los coches de F1 es el menor de los males para el medio ambiente, sólo en logística ya se producen más emisiones que en la carrera en sí. Por otro lado, si la idea fuera la ecología, existen multitud de alternativas que no implican un cambio tan radical como el sufrido. Si el objetivo hubiera sido la reducción de gastos, tampoco se habría hecho esto, es sabido de sobra que las unidades de potencia actuales son carísimas, sin contar con los costos de los grupos de ingenieros buscando algún caballo perdido por ahí entre estos diseños parcialmente congelados. Ahora, si hablamos de marketing… puede que la cosa tenga más sentido.
Tecnología híbrida, sí señor. Una maravilla de la técnica. Casi 1.000 caballos con un 1.6 Turbo, cuando un coche de calle desarrolla unos 105 caballos con esa cilindrada.
Lo que hacemos los artistas, decía el herrero al ver pasar un avión sobre su pueblo. ¿Pero si en los años 80 ya había motores que con un motor 1.600 desarrollaban cerca de 1.200 caballos, en qué hemos mejorado?.
Pues lo dicho, marketing. Esa es la única explicación que le encuentro a cambiar a una tecnología compleja y que aleja a la gran mayoría de marcas y fabricantes de lo que debería ser, la categoría reina del motor.
suomijon
29/04/2016 at 16:17
Creo que tu artículo es demagógico y muy superficial, mezclas conceptos y demuestras tener muy poca visión de futuro.
La F1 persigue contener los costes, pero no todo lo que se hace en ella busca de forma directa ese fin, los V6TurboERS no se introdujeron con el objetivo de reducir costes, sino de dar un paso adelante y recurrir a tecnologías de vanguardia que resulten más relevantes socialmente para con ello atraer a esponsors y fabricantes. La era de los motores atmosféricos estaba agotada, por su incapacidad de desarrollo y por su mínima relevancia para la industria y el marketing del siglo XXI.
Cuando la F1 se acoge a la bandera de la eficiencia, más exactamente que a la ecología, no lo hace por el impacto directo que ocasiona el consumo de los monoplazas que participan en ella, sino a su capacidad de innovar y desarrollar tecnologías que después los fabricantes pueden utilizar en sus productos de serie consiguiendo de ese modo un efecto multiplicador de forma exponencial, además del impacto publicitario que ello consigue a través de su difusión, no olvides que la F1 es el mejor escaparate publicitario para cualquier marca, por su dimensión y seguimiento global. En cierto modo, la filosofía es como la de cualquier departamento de I+D+I de cualquier industria, una forma vanguardista de conseguir evolucionar un producto para asegurar sus sostenibilidad y competitividad a medio y largo plazo.
Desde el punto de vista deportivo, recurres a otro manido tópico, en motorsport y en la F1 en particular siempre ha habido recursos finitos que han limitado el rendimiento de coches y pilotos en carrera, el ahorro de combustible y la gestión de los neumáticos no se ha inventado hace 2 años. Resulta muy demagógico y populista tachar a los actuales pilotos como meros gestores de recursos y de paso propagar que los pilotos históricos siempre pilotaban al límite, te recomiendo que busques declaraciones de Prost al respecto, un tipo que ganó 4 títulos WDC en esos tiempos en los que se supone que siempre pilotaban al límite.
Este artículo me resulta ofensivo para la inteligencia, no sólo por los motivos que ya he expresado, sino por el peligro que supone propagar este tipo de mensajes falsos y poco rigurosos entre muchos aficionados con poco criterio que se dejan contagiar de mensajes negativos sin ningún o poco fundamento que generan reacciones asimismo negativos hacia un deporte que puede gustar más o menos, pero que a algunos nos apasiona. Si no os gusta, seguramente tendréis muchas otra opciones y alternativas mejores que seguir arremetiendo contra la filosofía y la normal evolución de un deporte que siempre ha sido la vanguardia de la técnica y el motorsport … y así nos va.