Tras ver como Kimi Räikkönen probaba a los mandos de su Ferrari un boceto del halo que habían pensado para el año que viene parece la posibilidad más factible. Aunque hay algo que no se esperaba: El posible veto de Red Bull
Desde que veo la Fórmula 1 recuerdo este debate «¿Coches abiertos o cerrados?». Hoy, tras las muertes de Jules Bianchi y Justin Wilson (una más evitable que la otra), seguimos sin saber que pasaría en caso de que de nuevo se produjera la misma situación.
Comenzamos el año con una palabra nueva: Halo. A pesar de que suene a videojuego, esto no es más que un elemento que protegería la cabeza del piloto en caso de un impacto frontal y reduciría los riesgos en caso de uno lateral. Que fuera Räikkönen el primero en probar este elemento en la vida real no creo que haya sido de mucha utilidad, pues es uno de los pilotos que menos destaca por hacer visibles son sensaciones y emociones.
De los pocos que quedaron contentos esa mañana fueron los fotógrafos y los dirigentes de Claro y Hublot, por la publicidad. Menos mal que luego también lo probaría Sebastian Vettel, y el alemán si dejó claro que se mostraba contento con la visibilidad que el nuevo elemento permitía, a pesar de que tras probarlo el viernes en Silverstone cree que hay que seguir puliendo la idea. El germano se muestra contrario a la introducción del elemento demasiado rápido sin pensar antes.
Ahora, meses más tarde, hemos podido ver que se ha desestimado la idea de la aeroscreen que proponía Red Bull y que llegó a probar Daniel Ricciardo en el trazado de Sochi y como los de la bebida energética han probado su propio halo. En la casa austriaca el señalado fue Pierre Gasly, y se mostró más a favor que en contra de este nuevo elemento, a pesar de ser de los que piensan que un Formula 1 debe ser descubierto.
Visualmente para el espectador, la primera idea resulta mucho más «barroca» que la segunda. Una barra de titanio ligero queda mucho peor que una pantalla, a pesar que esta podría atraer otros problemas como líquidos o la rotura de esta si impactan piedras.
Llegados a este punto, con la idea que parecía ser la gran rival desestimada (aeroscreen) y cada vez más buenas caras hacia el elemento pensado por Ferrari desde un principio, las comisiones deberían quedar a un lado para que fueran los pilotos los que votaran.
En mi opinión, además de la seguridad, prima que los pilotos sepan lo que se están jugando en cada caso: Con halo, una extracción de sus cuerpos un poco más compleja; Sin halo, jugarse de nuevo que la cabeza reciba algún golpe.
No queremos héroes, como dijo Ricciardo refiriéndose a Hülkenberg sobre que él no era partidario de un método de protección así, pero tampoco queremos tener a pilotos descontentos porque los monoplazas que conducen les parecen feos o no son lo que ellos esperaban. Se ha avanzado mucho en estos años en cuanto a la seguridad para que ahora se busque poner un parche a un tema tan complicado como es proteger la cabeza de un piloto de Formula 1. Tras ver como se ha girado todo, Christian Horner tiene razón: Se debería dar otro año de margen. Puede que el halo sea la solución, pero en 10 meses de investigación no se tendrá la misma seguridad en el nuevo elemento como en 20.