El alemán completa un viernes perfecto, primero en las dos sesiones de entrenamientos libres, en una segunda sesión condicionada por las dificultades meteorológicas
Llevábamos poco menos de unos diez minutos de sesión cuando unas nubes negras se posaron sobre el Red Bull Ring. Un circuito aparentemente pequeño, pero dada su localización y su orografía llena de altibajos, provocó una extraña circunstancia. Como suele suceder en Spa (aunque con una superficie muchísimo mayor, 4,3km de longitud por 7 del circuito belga) la lluvia no abarcó toda la extensión del circuito. Las nubes llegaron con una dirección muy clara, el último sector, constituido básicamente por 3 curvas y el inicio de la recta de meta. Mientras que en la otra parte la mayoría estaba seco.
Tras unos primeros instantes de caos, con los coches rodando con slicks en medio circuito seco y medio empapado, en los q se produjeron innumerables salidas de pista y trompos, llegó la calma. Una calma que se prolongó durante más de tres cuartos de hora, en la que los pilotos y equipos no podían hacer más que esperar a que parara el diluvio universal que estaba cayendo sobre gran parte del circuito de Spielberg. Con Rosberg al frente de la clasificación, liderando ampliamente con más de 6 décimas sobre el segundo, Sebastian Vettel, y más de 1 segundo sobre Hamilton (quinto). Aunque a la pista le dio tiempo a secarse hubo pocos monoplazas que lograran mejorar los tiempos de inicio de sesión.
Una vez amainó la tormenta el problema era otro, qué compuestos utilizar. Todos se decidieron por el intermedio, la opción menos mala de todas en un circuito que estaba medio-medio. Medio seco y medio mojado, la parte seca muy seca y la marte húmeda muy muy mojada. Condiciones para las que no hay ningún neumático que se adapte. La cantidad de agua que había en el tercer sector estaba casi para lluvia extrema, mientras que el primero y parte del segundo estaba prácticamente para lisos, un galimatías de dimensiones épicas.
Faltaba algo más de media hora para acabar la sesión, y los pilotos seguían dando vueltas sin mejorar como es lógico. El gran desgaste de la zona seca destruía los intermedios, un compuesto blando que además se desgasta más rápido. Durante este periodo de condiciones difíciles sobresalió por encima de todos una figura, la de Carlos Sainz. El español recién renovado por Red Bull (en Toro Rosso) demostró todo su potencial y su habilidad al volante. Cuando todos los demás rodaban en tiempos superiores a 1:18, el hijo del mítico campeón del mundo de rallies sacó a relucir todo el talento que tiene y con su SRT 11 con motor Ferrrai 2015 les metió a todos más de 2 segundos, rodando en 1:16.
Después de unos minutos rodando en estas condiciones todos los pilotos se fueron a boxes, habiendo aprendido lo necesario para una hipotética clasificación en mojado mañana, hasta que se secara la pista. Una vez pasado el chaparrón, el sol austríaco se fue abriendo camino y empezó a secar el trazado. Cuando quedaban en torno a 20 minutos de sesión volvieron a salir todos, esta vez con ruedas lisas, con la intención principal de probar el compuesto ultrablando.
Con el tiempo justo para realizar un par o tres de tandas salieron los pilotos a probar sus sensaciones con los compuestos más blandos, que sólo había utilizado Nico Rosberg antes de la lluvia. Aunque a la pista le dio tiempo a secarse, no todos pudieron mejorar el tiempo. Lewis Hamilton se acercó y de qué manera a su compañero, pasando de 1.178 a 0.022, más de un segundo de mejora. Lo que le permitió adelantar posiciones y terminar segundo. Dos de los pocos que no pudieron mejorar fueron tanto Rosberg, que se quedó primero con su estratosférico 1:07.967; y Vettel que se mantuvo a 622 milésimas, pasando de segundo a cuarto siendo adelantado por Hamilton y Hülkenberg. Una de las principales razones a la que se debe esta circunstancia es al problema que tuvo el de Heppenheim a pocos minutos del final, con una salida de pista en la curva 5 provocada por un trompo al iniciar la frenada, de la que no pudo sacar el coche. Un incidente extraño, sin daños personales ni materiales y que ni el propio Vettel se explica.