Los tokens gastados por el constructor francés junto a la actualización del combustible por parte de la petrolera francesa permitieron a Red Bull luchar por la victoria y a Renault volver a los puntos
La llegada de los motores V6 turbo en 2014 obligó a los constructores y las petroleras a estrechar lazos con el fin de encontrar la mayor eficiencia y potencia sin comprometer la fiabilidad de las unidades de potencia híbridas. Petronas trabaja con Mercedes, ExxonMobil con Honda, Shell con Ferrari, y Total con Renault.
Esta temporada Renault no está destacando precisamente por actualizar su propulsor, ya que antes del Gran Premio de Singapur tan solo habían mejorado su unidad de potencia en Mónaco. Sin embargo en la carrera urbana, el constructor francés gastó 3 de los 21 tokens que aun poseía, y estas novedades en el motor vinieron acompañadas de un nuevo combustible por parte de Total. Los resultados de estas mejoras fueron evidentes, con Red Bull desmarcándose de Ferrari y luchando por la victoria contra Mercedes, mientras que Renault alcanzaba de nuevo los puntos.
Tras el Gran Premio, la petrolera ha querido hacer una estimación de cuanta culpa tiene la introducción de su nuevo combustible de alto rendimiento, en la ganancia de tiempo por vuelta que ambos equipos experimentaron en la cita nocturna. El resultado ha sido un incremento del 1% de la potencia, lo que se puede traducir en una reducción de entre una y dos décimas de segundo por vuelta.
Estas décimas, sumadas a la mejora del propulsor y al nuevo paquete aerodinámico del RB12, permitían a Daniel Ricciardo intercalarse entre ambos Mercedes en la segunda posición de la parrilla, para después hacerse con el segundo escalón del podio no sin antes complicarle la victoria a Nico Rosberg. Además Kevin Magnussen lograba colarse en la décima plaza con su RS.16, acabando así por en los puntos por segunda vez esta temporada.
No hay duda de que Renault y Total están haciendo un gran trabajo juntos y que las mejoras que han llevado a la pista están haciendo efecto. Lejos quedan los problemas de fiabilidad y la falta de potencia que llevaron a Toro Rosso a volver a montar propulsores Ferrari, y que comprometieron la presencia de Red Bull en la Fórmula 1.