El finlandés se vio envuelto en un toque con Nico Rosberg y no tuvo ritmo para más.
Venimos comentándolo gran parte de la temporada. Red Bull se ha puesto «las pilas» y le está dando un repasito a la Scuderia. Son cosas que pasan. Los nervios en el equipo italiano son más que evidentes, para muestra el error de Vettel en la salida (que hasta ese momento estaba teniendo un buen fin de semana).
No sabemos si con los datos en la mano eran conscientes de que necesitaban quitarse de en medio a los bólidos de la bebida energética y se precipitó, pero la realidad en pista con el piloto de la Scuderia que permaneció en carrera fue que Kimi Räikkönen no tenía ritmo para más, pensar en el podio era algo demasiado optimista:
«No había más, desafortunadamente. Era imposible luchar con los de delante. El coche no estaba mal, pero no había forma de sacar una vuelta perfecta. Nico fue penalizado cuando al adelantarme dañó mi suelo, tuve que esquivarlo o la carrera habría terminado para los dos. Intente aprovechar la sanción, no fue posible, tenemos que ser conscientes de lo que tenemos y seguir luchando».
Independientemente del ritmo puro del Ferrari, este daño en el fondo del monoplaza de Kimi se estima que le afectó en unas 3 décimas de segundo por vuelta, Maurizio Arrivabene lo explicaba así:
“Kimi perdió parte del suelo y del alerón delantero, según nuestros datos, perdió más o menos 10 puntos de carga aerodinámica, lo que complicó mucho que pudiera tener un ritmo adecuado. Kimi estaba haciendo unas vueltas muy buenas, con el coche dañado minimizó daños e hizo un gran trabajo. Desde el muro tratamos de arriesgarnos, pero los demás hicieron lo mismo y no fue suficiente para mejorar la posición. Es triste, pero el impacto hizo desaparecer cualquier posibilidad que existiera de alcanzar el podio».
La situación es que la temporada se complica, Kimi está haciendo un gran trabajo este año, muy cerca de su compañero, muchas veces superándole, pero no hay mas, pierden terreno a cada Gran Premio. Vettel, tiene una temporada de luces y sombras, con carreras extraordinarias, otras malas… y para colmo con los numerosos problemas de fiabilidad, que no olvidemos que están ahí. La Scuderia necesita aliviar presión, pero los equipos que tiene por delante no se lo van a poner fácil, así que deben empezar por aplicar ese eslogan que el año pasado se movió por su box, «cabeza baja y pies en el suelo». A trabajar.