Los pilotos de la marca alemana coinciden en su llegada al penúltimo GP de la temporada en la imprevisibilidad de este deporte y que deben hacer todo lo que este en su mano para llevarse la victoria
Llegamos a Interlagos, un circuito con olor añejo de los que ya quedan pocos. Mucho automovilismo han visto en Sao Paulo y también muchos mundiales que se han decidido en la cita brasileño. Circuito corto y revirado que siempre depara emoción a raudales, con el condicionante siempre presente de la lluvia, la imprevisibilidad del clima características del clima ecuatorial que siempre marca el resultado, esté o no previsto la lluvia.
Una vez pasados casi 2 semanas desde México, Nico Rosberg llega calmado a la cita brasileña. El alemán no considera que hiciera nada mal en el Autódromo Hermanos Rodríguez y pasa página admitiendo la manifiesta superioridad de su compañero y máximo rival durante todo el fin de semana. La distancia se ha reducido en 14 puntos los últimos dos GP, aunque sigue el cauce que le permitiría ser campeón sin volver a ganar. Es por ello que no se atreve ni siquiera en pensar que esté cerca el campeonato y se enfoca en la siguiente carrera y hacer todo lo que tenga en su mano para obtener el mejor resultado. Pero hay que recordar que sólo con ganar ya le bastaría para ser matemáticamente campeón:
“México no fue ideal. Iba a por la victoria como siempre, pero Lewis fue simplemente un poco más rápido todo el fin de semana. A veces simplemente tienes que aceptar eso y estar satisfecho con tu trabajo. No voy a cambiar mi enfoque. Necesito seguir haciendo lo que me ayude a rendir al máximo. Aún quedan dos carreras y todo puede pasar en este deporte, así que necesito centrar mi energía en los factores que controlo. Estoy en forma en Sao Paulo. Es uno de los circuitos realmente clásicos, que realmente producen algunas carreras emocionantes, así que tengo ganas de salir ahí fuera y de tener una gran batalla delante de esos impresionantes aficionados”, comunicaba Nico Rosberg en su llegada a Brasil.
De nuevo llega al Autódromo José Carlos Pace jugándose el título, una vez lo ganó y otra vez lo perdió. Aunque esta vez es imposible que lo gane, Lewis Hamilton tiene la única labor de presionar todo lo posible al líder del mundial y dilatar lo máximo posible su alirón. Las dos últimas victorias han llenado de confianza al británico, que ahora si que siente que puede demostrar la velocidad y el ritmo que tiene pero que no pudo aprovechar debido a malas salidas, problemas mecánicos y demás circunstancias.
No pierde la esperanza de ganar el campeonato y sabe que está entre la espada y la pared, o hace una remontada histórica o fracasa. Además, este escenario brasileño ya le ha dado una de cal y una de arena, donde perdió el mundial 2007 con Räikkönnen y le ganó el 2008 al local Felipe Massa literalmente en la última curva.
Como su compañero, tiene a la precaución en un circuito ratonero y con condiciones cambiantes como el brasileño que puede dar sorpresas hasta la última vuelta: además, a todo esto se une la circunstancia de que nunca ha ganado en Interlagos y seguro piensa que este es el mejor momento para hacerlo. Y si no lo consigue, probablemente sea Rosberg y sentencie el mundial:
“Es un sentimiento genial cuando puedes demostrar el ritmo que tenía en las dos últimas carreras. Todo el mundo ha trabajado tan duro y el coche no ha tenido errores. La velocidad ha estado ahí toda la temporada, simplemente no he tenido siempre la oportunidad para aprovecharla. En términos del Campeonato, es una situación rara en la que estar, luchas por algo y sabes seguro que lo que haces te va a garantizar hacerlo. Un resultado sería doloroso y el otro, un gran logro. Sin embargo, voy a seguir empujando. Desde el principio de mi carrera en la F1, he visto que todo puede cambiar incluso en el último momento, así que tienes que luchar hasta el final. Nunca he ganado en Brasil, así que afronto este fin de semana centrado en cambiar eso”, declaraba en el comunicado el de Hertfordshire.