La fiabilidad no ha sido el punto fuerte de Renault en la temporada 2017. El motorista francés, que actualmente cuenta con su propia escudería, además de suministrar unidades de potencia tanto a Red Bull, como a su hermano menor, Toro Rosso, se ha enzarzado en una batalla con la marca de bebidas energéticas sobre quien tiene la culpa de la falta de fiabilidad de sus monoplazas.
Ante el anuncio de que la próxima temporada McLaren estará motorizado por Renault, parece evidente que el 2018 debe ser el gran año de la marca del rombo. Tanto Red Bull, como McLaren esperan luchar por todo la próxima temporada impulsados por el motor Renault, y en Francia lo saben. No es así el caso de Toro Rosso, escudería que pasará a estar motorizada por Honda.
Max Verstappen no duda de que los problemas de irregularidad debido a la fiabilidad que ha tenido esta temporada son culpa de Renault: “si eres proveedor de motores debes tener suficientes piezas. Se han olvidado de esta campaña, y se han centrado en 2018, de ahí los problemas.”, se queja el piloto de Red Bull en declaraciones a ‘De Telegraaf’.
Max no se corta y continua: “Es frustrante, pero hay que aceptarlo. Hemos tenido 3 o 4 carreras buenas, y siendo realistas, el coche de por sí fue rápido en Brasil”, confiesa el holandés. Además, desde Red Bull afirman que tuvieron que correr con un mapa conservador por miedo a dañar el motor.
A falta de un solo un gran premio para el término de la temporada, la guerra parece más viva que nunca y la balanza empieza a decantarse del lado de Red Bull. Mientras tanto, Renault se defiende como puede ante acusaciones que, por su puesto, desmienten, pero no pueden impedir que dañe la imagen de la marca francesa.
Se antoja un final complicado a esta beligerante historia. Sin duda, por el bien de lo deportivo, Red Bull y Renault están obligados a entenderse. Verstappen, más que nadie, sabe lo que significa una victoria, y lo difícil que es conseguirla.
Esta temporada ya es prácticamente historia, veremos que curso toma la situación.