El pasado Gran Premio de Japón nos ha dejado como regalo una bonita paradoja: el virtual Campeón del Mundo a falta de cuatro carreras, ha salido en defensa pública del virtual subcampeón.
Queda suficiente tiempo y espacio por delante como para comprobar si efectivamente Sebastian Vettel es incapaz de arrebatar el título 2018 a Lewis Hamilton, incluso para ver si el alemán se muestra solvente y resuelto a la hora de retener la segunda posición en el Mundial de Pilotos —lo cierto es que Valtteri Bottas viene muy fuerte, y apretando, como se pudo vislumbrar en Suzuka—, pero lo cierto es, a la hora de escribir estas líneas, que el piloto número uno de Brackley ha considerado echar una manita a su principal rival, algo que, repito, resulta absolutamente inusual y paradójico.
«You simply cannot imagine how hard it is to do what we do at our level, for any athlete at the top of their game that is. / It is expected that being humans we will make mistakes but it is how we get through them that counts.»
Para los no versados en el idioma de Shakespeare, la cosa viene a ser más o menos así: «Siento que los medios precisan mostrar un poco más de respeto por Sebastian. No se puede imaginar lo duro que resulta hacer lo que hacemos a nuestro nivel, aunque para cualquier atleta en la cima de su deporte sea así. Los seres humanos cometemos errores y lo que cuenta es que de esta manera es como progresamos…»
Y bien, llevo enrolado en esto de la Fórmula 1 desde inicios de los setenta del siglo pasado. Con sustancia y luces desde finales de esa misma década. Corrían Gilles Villeneuve, Carlos Reutemann, Jody Scheckter, Alan Jones, Niki Lauda, Nelson Piquet y un amplio etcétera de figuras conocidas hoy por viejunas, y como he dicho antes, desde entonces hasta ahora no recuerdo que jamás un virtual campeón haya salido en defensa de su virtual subcampeón. Pero también es verdad que antes no existían las redes sociales ni su apremiante prisa y fulgurante volatilidad.
Me dicen que Hamilton puede estar haciendo postureo con Vettel, aunque, honestamente, pienso que el de Tewin se la está cogiendo con papel de fumar en la defensa de su compañero y rival.
Lewis conoce perfectamente la actual dependencia del conductor para con su muro y las instrucciones del ingeniero de pista y el estratega. Sabe de primera mano lo costoso que resulta revertir una situación que se tuerce en el primer o segundo giro porque los neumáticos no permiten demasiadas aventuras. Entiende, en definitiva, que cometer errores es demasiado fácil para el piloto y sale demasiado barato para los que, a la postre, definen cómo es en la actualidad nuestro deporte desde sus confortables sillas en el Grupo de Estrategia.
Hamilton ha defendido a Vettel ante una prensa demasiado dada a criminalizar al tipo que maneja el volante desde el habitáculo, olvidando que ahora, más que nunca, su importancia en el desarrollo de una prueba, o un campeonato, es infinitamente menor que hace una década. Lewis defiende a Sebastian porque en el fondo se está defendiendo a sí mismo, consciente de que si Mercedes AMG no perpetúa su excelencia, él mismo será polvo de estrellas.
Os leo.
