Se cumple una década desde la llegada de Mercedes a la Fórmula 1 como equipo de fábrica. Diez años después, han copado seis títulos de Pilotos y otros tantos de Constructores. Sin duda, el largo camino ha tenido gratas recompensas.
Se comenzó a fraguar allá por 2010 cuando fue fichado Michael Schumacher como principal voz de experiencia en el desarrollo de un monoplaza que aspiraba a ser ganador. El germano fue el sustituto de un Jenson Button que acababa de ganar el Campeonato del Mundo del año 2009 con BrawnGP y pedía mas dinero para seguir en la que a partir de ese momento seria Mercedes.
Ante esta tesitura, tocaba buscar con total rapidez un compañero de equipo para Nico Rosberg, el cual habia llegado de Williams. El alemán Nick Heidfeld fue un candidato apetecible, ya que había encadenado notables temporadas durante su periplo en BMW.
Sin embargo, se acabó optando por rescatar a Michael Schumacher. El 7 veces Campeón del Mundo estuvo cerca de haber vuelto a la competición durante el verano de 2009 sustituyendo a Felipe Massa tras su brutal accidente en la clasificación del Gran Premio de Hungría.
Para negociar con él, Nick Fry, ex CEO de Mercedes y Ross Brawn optaron por negociar utilizando la vía informal. Un encuentro acompañado con la bebida alemana por excelencia, la cerveza, impulsó una negociación que acabó ratificando su fichaje por la escudería teutona entre 2010 y 2012.
«Cuando quedó claro que Jenson no seguiría porque reclamaba mucho dinero y excedía nuestras pretensiones, nos vimos bastante atrapados. Fue a finales de año. Había pilotos decentes, por ejemplo Nick Heidfeld estaba rindiendo bien.
Lo tuvimos en cuenta, pero no había esa superestrella que buscábamos. Ross y yo estábamos tomando unas cervezas, Michael estaba allí y le dije a Ross: ‘es tu amigo, habla con él y ya veremos’. Cinco minutos después, Ross volvió radiante y me reveló: ‘está dispuesto a hablar». Fue un momento genial».
Schumacher anduvo lejos de la pelea por las victorias durante aquellos tres años a los mandos de las flechas plateadas. Únicamente logró un podio en el Gran Premio de Europa del año 2012. No obstante, su labor con el staff técnico fue objeto de felicitación por parte de Fry. Por ejemplo, recuerda su afán de buscar la mejora. No dudaba en hacerlo, incluso si los resultados habían acompañado durante el fin de semana.
«Michael tiene una intensidad y la voluntad pura de trabajar. Incluso en el informe que se hace tras la carrera, en el que constantemente se habla de cómo se puede mejorar, él lo llevó a un nuevo nivel.
Si tienes una buena carrera e incluso ganas, se suele hacer un breve informe y salir a tomar una cerveza o irse, pero con él quedó demostrado que lo ocurrido debe repasarse en ese momento. Como multimillonario y siete veces campeón del mundo, la voluntad de Michael de sentarse durante tres o cuatro horas fue incomparable».