El deporte suele ser un gran escaparate para sumarse a causas solidarias y sociales y, este fin de semana, la Fórmula 1 ha trasladado su apoyo incondicional para acabar con el racismo.
Desde hace tiempo, Lewis Hamilton ha liderado las protestas sobre esta lacra, incluso algunas veces de una manera muy vehemente y directa, siendo muy crítico con aquellos que no comparten su pensamiento.
Tanto es así que el equipo Mercedes cambio el color del coche, de plateado a negro para apoyar la lucha que su piloto estrella había encabezado.
Durante todo el Gran Premio de Austria se han visto mensajes en contra del racismo.
Todo el mundo estaba expectante de un momento previo al inicio de la carrera donde se había planteado la posibilidad de que los pilotos, portando camisetas con el mensaje End Racism, se arrodillaran.
La iniciativa se realizó, pero no todos los pilotos se arrodillaron. Uno de ellos fue el piloto de Red Bull, Max Verstappen y aclaró porque iba a realizar ese gesto:
«No me arrodillaré porque vine a Austria a correr, pero respeto y apoyo la elección personal de cada uno de mis compañeros».
Otro de los pilotos que tampoco se sumo al gesto que pedía Lewis fue Charles Leclerc, el cual expresó lo siguiente:
«Pienso que lo que importa son los hechos y los comportamientos de nuestra vida diaria en lugar de los gestos formales, los cuales podrían considerarse controvertidos en otros países».
«No me arrodillaré, pero eso no significa en absoluto que esté menos comprometido que otros en la lucha contra el racismo».
Lando Norris, el piloto del día, dijo que consideraba a cada uno libre de expresarse como quisiera, al igual que la Asociación de pilotos de la F1, emitiendo un comunicado donde se pedía respeto hacia el apoyo que quería dar cada piloto.
La F1 no ha querido olvidar el momento social que vive el mundo. Ha sabido expresar su repulsa a esta lacra antes, durante y después, ya que tras celebrarse la entrega de premios también han querido mostrar un mensaje los 3 primeros en contra del racismo.