El fondo de Sebastian Vettel está lejos de llegar a su límite. Si quedó retratado en el día de ayer al situarse fuera de la Q3, el ridículo ha sido mayor en la cita inaugural de la temporada. Su estrategia con neumáticos medios al inicio de la prueba y el primer coche de seguridad hacía una llamada a la esperanza.
Pero cuando tuvo la oportunidad en sus manos, se disipó como un azucarillo. Mientras Carlos Sainz intentaba adelantar al Ferrari de Charles Leclerc, Vettel intentó adelantar al español, pero el ímpetu le pudo y acabó trompeando, perdiendo cualquier posibilidad de sacar un buen resultado.
Finalmente acabó en décima posición. Sin embargo, solamente acabaron la prueba once monoplazas de los veinte que dieron la salida. Superó únicamente a Nicholas Latifi, debutante que quedó extremadamente rezagado del resto del pelotón.
Mientras tanto, su compañero Charles Leclerc se subió al segundo escalón del podio, demostrando que la escudería trasalpina tiene piloto para la tercera década del siglo XXI. Aun así, Vettel continúa lanzando balones fuera, señalando que el monoplaza resultaba difícil de pilotar. Paradójicamente, Charles Leclerc llegó a tener la vuelta rápida de forma provisional hasta que Lando Norris lanzó el ataque final.
«Carlos y yo nos acercamos mucho, él se movió por dentro y yo estaba justo en la trazada, porque quería acercarme lo más que pude, pero luego perdí la parte trasera. Desafortunadamente, lo perdí algunas veces hoy y cómo dije, me alegro de que solo me di la vuelta una vez .
Tenemos que entender lo que sucedió desde ayer hasta hoy, porque hoy el coche era muy difícil de manejar en el día de hoy. Ciertamente hice lo mejor que pude y el Safety Car nos ayudó un poco. La parte final de la carrera fue divertida, pero el el resultado ciertamente no es lo que quería «.