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¿Qué tienen en común un paracaidista y un aficionado a los juegos de casino? Una nueva investigación de la Universidad de Bergen (UIB) ha demostrado que los atletas de deportes extremos tienen bastante en común con los jugadores de casino, ya que ambos son adictos a la búsqueda de emociones y a nuevos impulsos.
Pueden parecer dos mundos muy distintos. Mientras que los jugadores de casino disfrutan apostando dinero en el Bingo online, los adictos a los deportes extremos muestran un estilo de vida algo más saludable. Pero a continuación te mostramos las similitudes entre los practicantes de deportes extremos y los juegos de azar.
Búsqueda de emociones fuertes
Uno de los principales descubrimientos de esta investigación, fue que la búsqueda de emociones no tiene por qué ser negativa o estar vinculada con la adicción. El estudio sugiere que los jugadores de azar son capaces de divertirse sin arriesgar la salud ni el dinero.
Tanto los jugadores como los atletas de deportes extremos muestran un fuerte deseo de estímulos fuertes, pero de forma diferente. En el caso de los juegos de azar, la gente arriesga su dinero y en el de los deportes extremos, su vida.
Los practicantes de deportes extremos casi siempre buscan aumentar su nivel de adrenalina aumentando el riesgo y haciendo cosas más avanzadas o peligrosas. En los juegos de azar, esto se hace aumentando las apuestas y asumiendo un mayor riesgo al apostar. La conclusión es que ambos buscan emociones de las que obtener una enorme satisfacción.
Beneficios para la salud
Practicar deportes extremos tiene muchos beneficios para la salud. Las actividades de riesgo pueden ayudar a las personas a superar la depresión o el estrés, ya que el cerebro libera dopamina, serotonina y endorfinas, que producen un estado de excitación y placer.
Realizar este tipo de actividades es también una manera de vencer los miedos por completo. Esto es especialmente importante para las personas con TDAH o trastornos similares, ya que los deportes extremos pueden tener también un significado terapéutico, lo que ayuda a largo plazo.
La rutina, un factor de diferencia
Sin embargo, los dos grupos difieren notablemente en un aspecto. Mientras que los paracaidistas buscan la emoción de lo nuevo, los jugadores están más acostumbrados a la rutina.
Las actividades deportivas extremas se realizan con poca frecuencia, pero con más intensidad para evitar la sobresaturación. ¿Te imaginas a alguien que saltase cada día de un avión? Se convertiría en una actividad poco excitante.
Por otro lado, la mayoría de los jugadores juegan de forma constante, ya que no importa el tiempo que pasen jugando, la emoción y el entretenimiento son casi siempre los mismos.
«Los paracaidistas no saltan durante horas todos los días como los jugadores de azar juegan de forma rutinaria. Como los paracaidistas saltan de vez en cuando y de forma más intensa, la emoción de lo nuevo parece más fuerte», sugiere el estudio.
Alerta con los peligros
Al igual que el juego puede convertirse en una adicción, lo mismo aplica para los practicantes de deportes extremos. La gente puede desarrollar el impulso de apostar o practicar deportes extremos, ya que ambos buscan el “subidón”. Pero cuando se llega al exceso, esta práctica puede convertirse en adicción y tener consecuencias para la salud.
Un estudio realizado por investigadores de California y Australia sobre los deportes de riesgo, sugieren que estas actividades podrían ser signos de problemas de salud mental. «Los deportes extremos pueden atraer a personas con una predisposición genética al riesgo, con rasgos de personalidad que buscan el riesgo o con trastornos psiquiátricos subyacentes en los que la impulsividad y la asunción de riesgos forman parte del problema subyacente», según informaron en la revista National Institute of Permanent Health.
Con moderación, tanto los deportes extremos como los juegos de azar pueden ser una experiencia divertida y entretenida que todo el mundo debería intentar alguna vez. Pero no pueden convertirse en una forma de evasión para escapar los problemas de la vida real. Por eso es esencial saber cuándo es suficiente y aprender a distraerse con otras actividades productivas.
Aunque ahora entendemos porque estos dos perfiles son tan similares, aún quedan muchos interrogantes abiertos. ¿Es la impulsividad y la búsqueda de emociones algo con lo que se nace? ¿O se crean estas necesidades como resultado de la búsqueda de ciertas actividades? Esperamos que la ciencia avanza y nos siga dando respuesta a estas preguntas.
