Aterrizo en Manama en una noche de mil y 1 luces. Tranquila, las clásicas bajo las estrellas en los Emiratos. Con mucho tráfico y la pandemia que aquí también está golpeando fuerte. Pero solo al bajar del avión, me doy cuenta que algo especial hay. La atención, los detalles, las medidas que la organización Bahreiní, la FIA y las autoridades, han preparado para afrontar este primer fin de semana de la Fórmula 1 2021.
Una gentil mujer local me espera a la salida de la puerta de llegada. Porta el cartel con mi nombre, el de Tercer Equipo y descubro que será mi anfitriona en mis primeros minutos en el país del Golfo Pérsico.
Charlamos, me sale un Salam Aleikum (el saludo en árabe) que iré repitiendo a todas la personas que me voy encontrando. Respeto. Sobre todo dándome cuenta del cariño, de la cura con que me tratan, así como a los otros poquísimos periodistas que se han aventurado por esta parte del mundo.
Primero los controles de documentos, luego vamos a recoger mi maleta, y después turno para el test del maldito bicho que está obligando la Formula 1 a vivir aún entre burbujas. Las cuales protegen todos los protagonistas del circo como es normal y debido, y que limitan nuestras normales costumbres y movimientos en los circuitos.
Alessandro Sala / Tercer Equipo
Acabado el examen en una carpa que hace envidia, respecto de otros corrientes centros médicos. Hoy por la mañana me comunican que ha dado resultado negativo. Salimos de la instalación y llegamos a un punto de recogida fuera del terminal donde un chofer nos lleva al hotel. Vaya organización.
Ya hoy por la mañana, salimos hacia el circuito de Sakhir. Dejamos el centro de la ciudad y pasamos por un paisaje casi lunar, entre landas desérticas desoladas, viento muy fuerte y la arena que sale y pinta de amarillo claro el aire. Ese amarillo que dibuja también todas las clásicas habitaciones bajitas que se encuentran en el Medio Oriente. Y repleta de un mar de antenas parabólicas. Calor seco, que crece como el viento y la arena. Algo que condiciona y condicionara posiblemente los tres únicos días de pruebas de pre-temporada.
Temo que, como la de hoy, también los dos turnos antes de comer de sábado y domingo tendrán muy poco que poder decir a los equipos, que traen novedades, sacan parrillas e intentan sacar los primeros datos. No ha sido Barcelona el centro de gravedad provisorio de este primer toque de asfalto, y poco representativo lo es la pista llena de arena de trazado de Bahréin.
Estoy acabando el artículo, miro por la ventana de la sala de prensa, salgo y…..tormentas en el desierto, una luz opaca, las palmeras se pliegan, las banderas quieren escaparse, el ocre pinta todo el panorama, ojos y atmósfera llenos de granitos de arena…..a ver si aplazan el comienzo de la sesión vespertina, o si los equipos mismos prefieren esperar.
Los garajes, los equipos en el pitlane protegidos en su burbuja, el paddock también en otra. Nosotros no nos podemos acercar a esos lugares icónicos que muchos nos gustan y donde solíamos pasar buenísimos ratos. La tribuna principal y vuelta al circuito en shuttle lo único permitido. Hay que respetar todo y todos, obviamente. Como nos han demostrado de hacerlo hacia nosotros. Mañana repetiremos el test para controlar el bicho, pero creo que esta algo perdido en esta tormenta del desierto.
