Si hay algo que nos mantuvo en vilo estos días sin Fórmula 1 fue la definición tardía del Gran Premio de Hungría. Aún varios días después de terminado, la incertidumbre se mantuvo en torno a la descalificación de Sebastian Vettel.
Luego de la carrera, los comisarios solo pudieron rescatar 0.3 litros de nafta del coche del alemán, cuando el reglamento exige 1. Por su parte, Aston Martin alegaba que su indicador marcaba 1.44 litros restantes.
Sin embargo, a pesar de presentar los datos correspondientes, ese contenido nunca pudo extraerse y el alemán debió ceder el podio.
Luego de esa decisión, la FIA confiscó el auto y lo llevó a evaluación en Francia. A pesar de las revisiones, la decisión se mantuvo y Aston Martin puso el grito en el cielo. El equipo británico exigió un chequeo completo incluso de los componentes electrónicos que marcaban mayor cantidad.
@AstonMartinF1
A pesar de las quejas, finalmente los de verde anunciaron en un tweet que finalmente no apelarían:
“Consideramos nuestra posición y escuchamos lo remarcado por los comisarios de la FIA en cuanto a nuevas evidencias de una falla en el sistema de combustible. No obstante, retiramos nuestra apelación sobre la base de que creemos hacerlo supera los beneficios de ser escuchados».
De esta manera, el campeonato se reorganiza, y varios equipos se toman la cabeza. Con este resultado Lewis Hamilton sube al 2° lugar del podio y le saca aún más ventaja a Max Verstappen. Por el otro, Carlos Sainz se mete en el 3° lugar y le da a Ferrari los puntos necesarios para igualar a McLaren en el campeonato.
Todo este revuelo tiene dos claros perjudicados (además del propio Aston Martin), como Red Bull y McLaren. Los equipos perdieron terreno en el campeonato de pilotos, pero la FIA sostuvo su decisión y el campeonato se modificó en pleno receso.
