Zandvoort ha dejado bien claro hoy lo difícil que es adelantar en él. Trazado sinuoso, estrecho, con escapatorias de grava y hierba que penalizan a quien cometa el más mínimo error. Por si fuera poco, tortuoso trazado con curvas que se van enlazando y sin apenas rectas.
Todo esto hace de la pista holandesa un infierno. Partir desde atrás en una carrera en él, una pena muy grande que purgar. Sobre todo por la estrechez de la pista, que es lo que lo hace verdaderamente difícil para adelantar.
Pues este era el desafío hoy para Sergio Pérez. La sesión de clasificación, vital aquí, salió tan mal que el mexicano no fue capaz de calificar ni para Q2 ayer. Hoy partió con su Red Bull desde la línea de boxes, con la goma dura desde el inicio y dispuesto a arremangarse y remontar hasta los puntos.
Todo un desafío en Zandvoort, pero Pérez es uno de los mejores pilotos de la parrilla y todo un carrerista. Tras las primeras vueltas y en cuanto la carrera se estabilizó, el mexicano se puso manos a la obra y uno a uno fue adelantando a todos los rivales que pudo. Pese a su calidad y llevar un Red Bull entre manos, realmente meritorio remontar en el circuito holandés desde la última posición hasta la octava plaza en la que ha finalizado.
Además de unos puntos que hoy parecían imposibles, a “Checo” le ha valido la elección de piloto del día, sin duda, merecida.
Christian Horner, jefe de Red Bull, ponía en valor la actuación de su pupilo:
«Hoy ha hecho una gran carrera, hizo un fuerte bloqueo de neumáticos que lo obligó a entrar en boxes por razones de seguridad. Así que estaba en una posición aún más complicada. Pero los adelantamientos que realizó y el progreso en el grupo… Fueron puntos realmente importantes para nosotros hoy y geniales para su confianza después de un sábado muy difícil.”
La gloria y la victoria hoy fueron para Verstappen, pero el heroísmo fue de Checo.