La temporada ha empezado para Warriors y Lakers como fue la pretemporada: Golden State volvió a ganar y los de Los Ángeles siguen sin saber qué es ganar con Westbrook en el equipo. Su primer encuentro de temporada regular se saldó también con derrota.
En una mala noche para Stephen Curry en el tiro, los Warriors consiguieron un triunfo muy importante para empezar el año gracias al ‘arreón’ de Jordan Poole y los puntos que sumaron desde el banquillo Bjelica. Éste cuajó un encuentro brutal, y un Iguodala que volvió a casa para recordarnos a todos que la edad es solo un número, que la calidad siempre prevalece.
El espectáculo estaba servido. Tuvimos varios encuentros en pretemporada entre estos dos partidos y aún queda el recuerdo de ese duelo de ‘Play-In’ de la pasada campaña, por lo que lo normal era que ambos equipos saliesen con el cuchillo entre los dientes… Y así fue.
El primer tiempo fue más siempre para unos Lakers que no dejaron a los Warriors ir por delante en ningún momento y, por ‘arreones’, casi siempre estaban rondando los diez puntos de ventaja, y no es para menos. Porque si de edad hablábamos antes con Iguodala, LeBron James es digno de un estudio de mutaciones. Empezó el partido perfecto, sin fallar en ningún tiro.
Hizo real lo de que este año quiere volver a la cima tras la pronta caída del curso pasado. 34-32 y 25-21 para los Lakers para irse seis arriba al descanso, más acierto que fallo en los Warriors, pero no terminaron de alejarse en el marcador gracias a Bjelica y algunos chispazos de Wiggins e Iguodala. El serbio, por cierto, se salió en su estreno como ‘warrior’: 15 puntos y 11 rebotes en 25 minutos, siendo también clave al final. Extraño que Otto Porter Jr (para algunos Harry Porter) tuviese solo 11 minutos de juego, pero como fue victoria no se achacan las cosas tanto como si fuese una derrota.
Al contrario que la primera mitad, el segundo tiempo fue más de Warriors gracias al despertar de Jordan Poole y Stephen Curry. El ‘3’ arrancó frío, muy frío. De hecho no parecía él en comparación con cómo jugó en pretemporada, pero finalmente acabó cogiendo el ritmo para acabar con 20 puntos (8/18 en tiros de campo) en poco más de 25 minutos, pero vio como Damion Lee le quitó la titularidad al final del partido para cerrarlo. Quien por cierto resultó clave al final del partido a pesar de que no estuvo muy acertado, pero sus 15 puntos también se hicieron notar al final. En el lado angelino, Davis estaba haciendo lo que quería en la pintura. Cuajó un partidazo con 33 puntos y 11 rebotes, demostrando que su lesión ya ha quedado atrás al fin.
‘Poole Party’ y Lee se hicieron grandes en el tercer cuarto. Los Warriors se acercaron en el marcador. Hasta que el último cuarto fundió las fuerzas defensivas de los de Vogel y un parcial de 29-38 a favor de los de Steve Kerr los acabó dando la remontada. Sobre todo gracias a algunos fogonazos finales de Lee y Wiggins, que conectaron bien al final del partido. De hecho, fue el canadiense con un triple quien casi cerró la noche a pesar de una jornada muy discreta en lo individual, con solo 12 puntos y 7 rebotes.
A 50 segundos del final, Stephen Curry logró su décimo rebote para cerrar una mala noche en el tiro con un triple-doble de 21 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias. Como siempre, si falla en algo, lo arregla con otra cosa. Los visitantes concluyeron el partido, además, volviendo a las 30 asistencias, su sello de identidad en casi cualquier año con Steve Kerr. También fue fundamental, como no, el 6+8+6 de Draymond Green. Éste no llegó a los 30 minutos de juego, pero fue fundamenta a nivel defensivo en los últimos 12 minutos.
Por parte de los Lakers, LeBron cerró el encuentro con 34 puntos y 11 rebotes, siendo él y Davis los únicos que superaron los 10 puntos, con Carmelo llegando a los 9 puntos y Westbrook acabando con 8 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias y un -23 que es el reflejo de su realidad a día de hoy, pues tiene por delante mucho trabajo por hacer.
La NBA ha vuelto. Los Warriors ya están aquí (y les falta el eterno Klay Thompson por volver, junto a Wiseman y Kuminga). Los Lakers necesitarán tiempo, pero con LeBron y Davis nunca los podemos enterrar.