El Gran Premio de Abu Dhabi de 2021 fue el último fin de semana de F1 para Kimi Räikkönen. El finlandés había disputado antes de su última cita la friolera de 352 Grandes Premios, de los cuales comenzó 349. Para ponerlo en contexto, cuando Räikkönen inició su andadura en el Gran Circo (2001), su compatriota Mikka Häkkinen aún corría en la categoría.
Durante su largo recorrido en la disciplina, «Iceman» conquistó un total de 21 victorias y 103 podios, además de, por supuesto, el título mundial de la temporada 2007. Por si fuera poco, dicho título es el último logrado por Ferrari.
En todos estos años, el finlandés se ha convertido en un verdadero ícono de la F1. Tanto en su primera como en su segunda etapa en la categoría (en 2010 y 2011 probó con los rallies y la NASCAR). No obstante, ni siquiera el propio Räikkönen comprende del todo dicha popularidad:
«Sinceramente no sé el por qué, quizás es porque soy lo que soy. Extraño, raro… como queráis llamarlo.
Para mí es algo totalmente normal, pero para el resto puede que no lo sea. Gran parte del camino lo he hecho bajo los términos que yo mismo he fijado».
Para Räikkönen la importancia residió en imponer su forma de ser desde el principio. No dejarse llevar por lo que otros querían de él:
“Aquí y allí, tienes que ir por otro camino. Como es normal, el comienzo es duro, porque tratas de llegar a algún lado. Si no lo haces, en cierta manera desisten de intentar cambiarte. Estoy contento de haber peleado por ello al principio. Si no lo haces, después es más complicado intentar ser otra persona».
El expiloto de Alfa Romeo quiso enfatizar lo importante que fue para él no tratar de complacer al resto durante su larga trayectoria en la categoría reina del automovilismo:
«Puedes hacer aquello que la gente te pide, ser lo que ellos te piden que seas durante un tiempo… pero no creo que sea algo positivo o saludable a largo plazo».
Räikkönen ha dejado, sin duda, momentos memorables. En el recuerdo de los aficionados siguen momentos como aquel del GP de Malasia de 2009. Tras la detención de la prueba por la lluvia torrencial que caía sobre el circuito, las cámaras captaron al, por entonces piloto de Ferrari, tomándose un helado tranquilamente lejos de la parrilla.
A otros recuerdos, como el de su famoso «leave me alone» a su ingeniero en el GP de Abu Dhabi 2012, el finlandés les resta importancia:
“Al final, ganamos el GP, y los que estaban allí saben lo que pasó. Es fácil hacer una cosa, y hacer esto y lo otro. Ganar una carrera es un proceso largo, de viernes a domingo. No tengo ninguna sensación, ni buena ni mala sobre aquello”.
Sea como fuere, lo que está claro es que Kimi Räikkönen es uno de esos pilotos que dejan huella en la F1.