Después de tanta incertidumbre que ha traído consigo el Gran Premio de Arabia Saudí, merece la pena el refrescar un poco los ánimos y viajar al otro lado del mundo. Específicamente a «La ciudad del pecado», Las Vegas.
Los esfuerzos de Liberty Media siguen empujando porque el encanto de la Fórmula 1 termine por conquistar a los estadounidenses. Y qué mejor lugar que en el desierto de Nevada. Suena como el lado B de del Gran Premio de Mónaco, con glamour y casinos.
Según lo planeado, el rugido de los monoplazas se escuchará a lo largo del “strip” de la ciudad capital mundial del matrimonio. La fecha tentativa sobre la mesa, es en el marco del fin de semana de Acción de Gracias (cuarto Jueves de Noviembre). Dicho sea de paso, una fecha muy simbólica para los habitantes del país de las barras y las estrellas.
Otro de los factores que influyen para que el Gran Premio haya sido calendarizado en esas fechas, es debido a las altas temperaturas. Pues la capital del entretenimiento del mundo tiene climas muy extremos.
Las expectativas de este GP no son minúsculas y los organizadores lo saben. El trazado se diseñó para que abarque algunos de los lugares más icónicos de la ciudad de las segundas oportunidades.
Las luces de salida se apagaran frente al mítico Caesars Palace, sin dejar de lado las suntuosas fuentes que engalanan al Bellagio. Así mismo, formarán parte del recorrido los clásicos Wynn Las Vegas y The Cosmopolitan.
Las apuestas son altas para un destino que no es ajeno para la F1. Vale la pena recordar que, en 1981, Alan Jones arrebató de las manos el campeonato del mundo a Carlos Reutemann. Y, en la edición del año siguiente, Keke Rosberg consiguió ser campeón al final de una brutal temporada.
Esperemos y esta nueva etapa cumpla con las expectativas, tanto de pilotos, como de los aficionados. Que los trazados sean seguros, adecuados y que no sólo sea un desfile de modas.