El de Fernando Alonso en el Gran Premio de Australia ha sido un fin de semana para olvidar. El piloto de Alpine ha terminado decimoséptimo, en una carrera en la que llegó a estar en la cuarta posición. No obstante, una vez más, la suerte no estuvo de su parte.
Tras el fallo hidráulico que lo dejó sin opciones de luchar por la pole en la sesión de clasificación, el asturiano salía décimo con una estrategia diferente a la de sus rivales. Su apuesta por comenzar la carrera con el neumático duro para hacer un stint mucho más largo al inicio se vio truncada por la aparición de dos coches seguridad en momentos poco apropiados. Como resultado, el de Alpine no pudo ni siquiera luchar por los puntos:
“Te quedas sin palabras. Estábamos haciendo una buena carrera otra vez, entre el sexto y el séptimo, eran nuestras predicciones. Y salió el safety car sobre la vuelta veinte, que reagrupó a todo el mundo. No podíamos parar para cambiar ruedas porque era muy pronto para poner los medios. Y luego salió otro safety car con el que teníamos que parar sí o sí pero era demasiado pronto para poner los medios igualmente. Al final fuera de los puntos, la verdad que sin palabras”.
Al igual que en la jornada de ayer, la frustración era visible en el rostro de Alonso. El español asegura que haciendo balance del fin de semana, los problemas mecánicos y la mala fortuna les han privado de la posibilidad de llevarse un podio. No obstante, prefiere tomárselo con ironía:
“En Jeddah al retirarnos cuando hacíamos sextos, hoy séptimos habríamos hecho con facilidad. Sin el problema de ayer podríamos haber hecho podio incluso, viendo que Max se retiró. Con George en el podio, creo que éramos bastante más rápidos que Mercedes en este circuito. Perdimos una oportunidad. Perder un podio aquí y perder un sexto en Jeddah duele, pero no hay que darle muchas vueltas. Hemos hecho tres, quedan veinte, así que creo que tendremos muchísima suerte en alguna de esas veinte”.
En cualquier caso, habrá que seguir de cerca la evolución de Alpine y sobre todo, de la fiabilidad de sus monoplazas. Porque en Enstone ya se han encendido las alarmas.