Al equipo Mercedes le salió el tiro por la culata al exigir a la FIA carrera a carrera que se reduzca el porpoising. Querían una normativa que pudiera beneficiarles. En cambio, la FIA ya comunicó que si se excedía la altura estipulada por el porpoising se tendría que subir el suelo 1cm. Esto supondría una pérdida asombrosa en el rendimiento. Y eso afectaría sobre todo a los de Brackley.
Este suceso iba cogiendo forma desde el principio de los test, y ya se esperaba lo peor con el transcurso del mundial. Pero, visto lo visto, en el GP de Azerbaiyán se multiplicó el efecto debido a la larga recta principal. Aunque Mercedes fue el que más se quejó tras la carrera, el rendimiento era el esperado, obteniendo un P3 de George Russell y un P4 de Lewis Hamilton, que hubiese sido un P5 y P6 si los Ferrari no hubiesen abandonado.
El caso es que la imagen que dio Hamilton al final de la prueba fue preocupante y para muchos, sobreactuada. Sin embargo, ellos no fueron los únicos en reportar el dolor e incomodidad. Carlos Sainz también fue uno de los que se preocupó por la situación en la que estaba sometida la nueva normativa.
Pero, Max Verstappen hizo caso omiso a las quejas, ya que su equipo pudo mitigar los posibles indicios de porpoising, es decir, encontraron la posible solución. Para él, la situación y quejas por parte de otros pilotos le resultó “vergonzosa”, al igual que la intervención de la FIA a mitad de temporada.
Precisamente, esta intervención también se produjo el año pasado, y afectó al tiempo que se debía tardar en hacer un pitstop. Esta medida afectó a RedBull, que eran los más rápidos del paddock.
El británico ya se espera lo peor para el GP de su casa:
«No sé cómo será en Copse, por ejemplo. Max no sabe de lo que estoy hablando, pero Carlos sí. Va a ser interesante para nosotros».
Esta semana de descanso de la Fórmula 1 pero de trabajo en la fábrica, servirá para entender cómo se desenvolverá el auto en el Circuito de Silverstone.