A escasas horas de que se lleve a cabo la Clasificación del Gran Premio de Singapur, la bomba ha caído. Una intensa batalla sin cuartel, un rueda a rueda al estilo Zonta-Schumacher, se rumora que ha emprendido la FIA sobre los escritorios.
Entre abogados y contadores, entre analistas que al mero estilo de Collin Chapman, buscan encontrar la décima oculta. Hablamos del límite presupuestario, que involucra directamente a Red Bull e, indirectamente, a Aston Martin.
La especulación va más rápido que los monoplazas y ante el fantasma que ronda el paddock encargado de sugerir la ilegitimidad de un título.
Christian Horner, jefe del equipo, ha reaccionado ante los rumores, defendiendo su legalidad y el debido proceso:
“Ciertamente no estamos al tanto de haber incurrido en alguna falla. Nuestra corrida estaba debajo del límite presupuestario de la FIA para estar acorde con su proceso. Y eso es lo que actualmente están haciendo”.
Según el reglamento, las consecuencias de exceder el límite establecido pueden ser deportivas o financieras.
Al respecto, el director de Mercedes, Toto Wolff, no ha oculado la desazón que tiene en relación al dramático desenlace en Abu Dhabi del año pasado. Recordemos que lo ha dicho ya en varias ocasiones, por lo que esta vez no ha perdido la oportunidad:
“Por lo que sabemos, la FIA se encuentra finalizando el balance de los datos financieros presentados por los equipos de Fórmula 1. Y creemos que se han encontrado irregularidades monetarias, que deberían ser sometidas a escrutinio formal para sentar el reglamento”.
Por nuestra parte, no estamos para emitir juicios y, de ninguna manera, ser lapidarios ante las maniobras que se llevan a cabo tras bambalinas. Pero sí esperamos que el espíritu de competición no se manche y que las cosas se definan sobre la pista.
¿Consideras que es válido que le quiten el campeonato a Red Bull? ¿Y que la labor de Max Verstappen cayó en saco roto?
¿Se marcharía contento Sir Lewis Hamilton como octacampeón con un título salpicado de controversia?