Quien no arriesga no gana, dice el refrán y tras haber superado a McLaren en la lucha por el 4° puesto en el campeonato del mundo, la fortuna le ha dado la razón a la gente de Viry-Châtillon.
Es cierto, mucho de este logro se alcanzó gracias a las fallas de otros, no solo la del equipo de Woking, sino también de la caída de competitividad de AlphaTauri y el estancamiento de Aston Martin.
El resultado final pone a Alpine como el más cercano a los 3 grandes de la Fórmula 1. Este hecho es comentado por Matt Harman, director técnico en Enstone, y Bruno Famin el jefe del programa de motores de Renault.
Para el británico la decisión arriesgada que tomaron antes del inicio de la temporada pasada no fue ligera:
“Básicamente, teníamos que tomar una decisión y creo que la dirección que tomamos fue la adecuada para todos, nos enfocamos en tener el mejor desempeño posible y arriesgarnos un poco en la confiabilidad.
Honestamente, si lo tuviera que volver a hacer, mi decisión sería la misma”.
La lógica que soporta este riesgo calculado es el congelamiento del desarrollo de los motores hasta el final de la temporada 2025. Harman subraya lo crucial que era tratar de cerrar la brecha con los otros motoristas:
“Era de importancia capital que llegaramos a la homologación con el desempeño que necesitábamos y que produjéramos con una unidad de potencia competitiva. En mi opinión, sé que ya estamos muy cerca de los demás, que podemos competir”.
Y evidentemente en muchas competencias de la temporada pasada, Fernando Alonso y Esteban Ocon se clasificaron bastante arriba en la parrilla. Pero sus motores los llevaron a abandonar carreras en un ritmo desolador.
Es ahora la responsabilidad de la fábrica de Renault de corregir los problemas técnicos que el incremento de potencia acarreó consigo el año pasado.
El responsable de esto es Bruno Famin, que desde su oficina de Viry comenta los retos que tiene por delante:
“El problema de la bomba de agua, por ejemplo, con el que sufrimos en el 2002. Creo que es un simple problema de confiabilidad, solo tenemos que cambiar la bomba, algo muy simple”.
Ahora, un tema interesante surgió de los rumores al fin del año pasado, que señalan una potencial incremento en la potencia de la unidad de poder de Ferrari. Al respecto el ingeniero toma un poco más de tiempo para fijar su postura:
“Creo que el proceso que la FIA llevó a cabo en el 2022 ha sido muy bueno. Por lo menos ha sido transparente, así que todos estamos conscientes de lo que los demás hacen con sus motores. Esto es ciertamente muy bueno.
La federación fue muy tolerante. Todos teníamos diferentes problemas, cada quien los resolvió a su manera. Ahora, creo que la FIA será más rígida en el futuro».
Para el francés, el cuidado que la FIA ponga en el control de los cambios a los motores es de vital importancia. Hace un cuestionamiento clave:
«¿Qué tal si tienes que cambiar no una bomba, sino el material con el que se fabrican los arillos de los pistones? Entonces, resolviendo tu problema, también ganas más resistencia, mayor potencia. Luego ¿Dónde está el límite? No me queda claro”.
Así que además de resaltar su decisión de lograr el mayor desempeño posible, antes de la homologación, Alpine también trata de poner luz sobre los esfuerzos de los demás equipos para ganar potencia en la mesa de negociaciones. O por debajo de ella.
Al fin y al cabo, la F1 siempre ha sido así, el principal valor de un ingeniero de competencia no está en su habilidad para alcanzar el mejor desempeño dentro de las reglas, sino en encontrar recovecos en las reglas para conseguir más rendimiento que los demás.
La ventaja injusta, siempre ha sido el nombre del juego dentro del automovilismo.