Hay muchos ejemplos de conflictos en la máxima categoría. La capacidad de la Fórmula 1 de sobrevivir los más extremos intentos de autodestrucción es impresionante.
El más reciente incidente es el infame caso del GP de Los Estados Unidos del 2005, dónde la política y los enormes intereses económicos llevaron a la realización de una carrera dónde solo 6 autos tomaron la salida. Las consecuencias del descrédito de la F1 en Estados Unidos perduraron por más de una década.
Lo más increíble de todo el asunto es que este tipo de conflictos son parte del carácter de la categoría. En la mejor de las tradiciones del máximo circo romano los conflictos dentro de la F1 pueden acabar y destruir carreras, propiedades y la vida misma de los involucrados.
¿Qué está pasando en este momento? Hagamos un recuento de los sucesos para entenderlo mejor. La Fórmula 1 atraviesa por uno de sus momentos más importantes de crecimiento comercial. Algunos podríamos decir, el más importante momento de crecimiento en todos los aspectos en toda su historia.
Este éxito sin precedentes de la F1 ha llevado el valor del campeonato a niveles insospechados. Para un deporte que ha sido siempre arropado por miles de millones de dólares, este hecho debe recalcarse todo el tiempo:
Por primera vez en la historia de la F1 un equipo dentro de la parrilla se ha convertido en un negocio. Una oportunidad de inversión que puede obtener dividendos de miles de millones de dólares para sus accionistas.
¿En dónde radica el éxito actual de la F1? En la probada capacidad y olfato para el espectáculo que sus actuales dueños han demostrado. La estrategia de medios y comercialización de la categoría es de clase mundial.
Si además sumamos los cambios al reglamento deportivo que limita de manera estructural el costo de operaciones de los equipos y que busca la paridad en el desempeño de todos los monoplazas, tenemos una gran base de crecimiento del valor de la categoría.
Todo este panorama de buenos augurios ha provocado que varios interesados estén tocando a la puerta de la F1 para participar en la fiesta. Los equipos actuales ávidos de proteger el valor de sus inversiones se han negado a incrementar el número de autos en la parrilla.
También hay indicios de que poderosos grupos internacionales buscan invertir o incluso comprar a la organización de la propia F1. Este es un elemento clave que mencionaremos más adelante.
Evidentemente la compra de Sauber por parte de Audi, con miras a ingresar al campeonato a partir de la temporada 2026, es el mejor argumento de los actuales equipos. El precio pagado por el titán alemán fue de casi 500 millones de dólares por el 75% de las acciones del grupo suizo.
Así, cuando Michael Andretti y su grupo intentaron negociar para comprar un equipo actual de la parrilla se encontraron que la inversión que debían hacer se había elevado geométricamente y que era financiera y deportivamente más sensato crear un equipo nuevo.
El primer rechazo de la Fórmula 1 ha Andretti le hizo redoblar esfuerzos y elevar la apuesta. La alianza con GM cimbró los argumentos de oposición de todos los actuales equipos. Pero el claro apoyo del Presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem sorprendió a todos, principalmente a los dueños de Liberty media.
¿La razón de la sorpresa? Legalmente la FIA no puede involucrarse en la operación de la Fórmula 1. No solo porque ha «vendido», o más bien rentado, los derechos y regalías a Liberty media. Si no que además las condiciones del acuerdo comercial estipulan que la FIA no puede interferir con la administración, ni las decisiones estratégicas de la categoría.
La gota que derramó el vaso fue la última serie de declaraciones que Ben Sulayem vertió en las redes sociales dónde aludía al rumor de interés de la F1 por parte del Fondo Nacional Saudí, por la increíble cantidad de 20 mil millones de dólares.
El mensaje del presidente dice:
«Como custodios del deporte motor, La FIA, siendo una organización sin fines de lucro, ve con preocupación las exageradas valuaciones de $20 billones (sic) que se han hecho a la F1.
Se recomendaría a cualquier postor potencial que aplicara el sentido común, y se considerase el bien del deporte, y que además del dinero se preparara un sólido y sustentable plan de negocios.
Es nuestro deber el pensar sobre el impacto que algo así tendría sobre los promotores, en términos de los consecuentes incrementos en las cuotas y costos comerciales, y el previsible impacto negativo en los aficionados».
Dicha declaración supuso una reacción sin precedente dentro de la administración de la F1. Trascendió por vía de la cadena estatal británica BBC, una copia de la carta de los apoderados legales de la categoría y de Liberty Media.
En resumen la carta advertía a la FIA de no interferir de ninguna manera con los negocios de la categoría
La carta establece:
«La F1 tiene «el derecho exclusivo de explotar los derechos comerciales en el Campeonato Mundial FIA F1.
La FIA se ha comprometido inequívocamente a no hacer nada que perjudique la propiedad, gestión y/o explotación de esos derechos».
Sobre las declaraciones del presidente de la federación establece:
«Los comentarios hechos desde la cuenta oficial de redes sociales del presidente de la FIA, interfieren con nuestros derechos de manera inaceptable.
«Cualquier sugerencia de que cualquier comprador potencial del negocio de la F1 deba consultar con la FIA, es incorrecta».
Finalmente la misiva hace responsable a Ben Sulayem sobre cualquier impacto comercial negativo que la categoría pudiera sufrir en consecuencia de sus comentarios:
«En la medida en que estos comentarios dañen el valor de Liberty Media Corporation, la FIA puede ser responsable como resultado».
Cómo vemos Ben Sulayem ha tocado la parte más sensible de los actuales dueños de la categoría, su dinero.
Lamentablemente, podemos atestiguar día con día que la mayor parte de los conflictos de este mundo, la F1 incluida, tienen en su centro nada menos que los intereses económicos.
Veremos en qué concluye esta historia. Finalmente solo son negocios.