La F1 regresa a la acción después de una semana de descanso. Esta vez, el gran circo llega a Austria para celebrar el ya clásico GP de Austria en el Red Bull Ring.
En este circuito, que albergó por primera vez una carrera de F1 en el año 1970, en el que se impuso el belga Jacky Ickx, hemos vivido bonitas batallas y victorias de Alain Prost, Michael Schumacher, Mika Hakinen o Niki Lauda.
Con sus 4,326 kilómetros y solo diez curvas, se presenta como uno de los circuitos más cortos y simples del calendario. No obstante, sus estrecheces suelen ofrecer un buen espectáculo en pista. Como dato señalar que puede completarse una vuelta a este circuito en tan solo 69 segundos, que este año seguro que será alguno menos.
Ocupando un espacio central en el trazado, encontramos la estatua de un toro, de 50 toneladas, atravesando un arco realizado a partir del reciclaje de latas de Red Bull. Donde esperan unas gradas -azules y plateadas- también procedentes del reciclaje, en este caso de viejos hangares, y el recuerdo en forma de estatua de Jochen Rindt, primer austriaco que participó en una prueba de F1
Se trata de un circuito rápido con dos zonas muy diferenciadas. Una muy rápida, formada por dos largas rectas unidas por un viraje a la derecha de casi 90 grados. Y otra más lenta y revirada. Además, se caracteriza tanto por sus fuertes desniveles, una pendiente máxima del 9,3%, como por su velocidad, con largas rectas y curvas rápidas que deberían facilitar la labor de los pilotos cuando estos quieran adelantar.
Sus diez curvas, ofrecen claramente, cuatro posibles zonas de adelantamiento. Tras la línea de meta, llega la curva 1, que es una curva cerrada de derecha. Traccionar bien al salir de esta curva, es vital para afrontar la recta más larga del trazado, donde se pueden alcanzar los 300km/h. Aquí se ascienden unos 60 metros, llegando al punto más alto de la pista, hasta llegar a la curva 2, otra curva a derechas y muy cerrada, que es claramente el punto más factible para intentar un adelantamiento y la frenada más difícil, pasando de unos 300km/h a los 60 km/h.
Tras volver a acelerar en un ligero descenso llegamos a la curva 3, para, continuando con el ligero descenso, llegar a la zona técnica más exigente. Allí afrontamos diferentes curvas enlazadas con pequeñas rectas. Hasta llegar a la curva 8, las más rápida de todas y que tiende a abrirse hasta el exterior, para tras otra breve recta, afrontar la última curva del trazado que enlaza nuevamente con la recta principal.
Hablamos de un trazado entre montañas, con un asfalto suave y nada abrasivo, en la que la principal dificultad se encuentra en acertar con el set up por las fuertes frenadas que la caracterizan. Se necesita una alta carga aerodinámica, pero también buena velocidad punta, para afrontar las dos largas rectas.
Una vez más, el Red Bull Ring será escenario de dos carreras. La tradicional y la carrera al sprint. En cuanto a las zonas de DRS, la primera estará en la recta de meta. Justo después de la curva número 10 (última de la vuelta), también llamada Red Bull Mobile, con el punto de detección situado a escasos diez metros pasados de la penúltima curva del circuito, la Rindt. La segunda recta de DRS se hallará en la contrarrecta situada entre la segunda (Remus) y la tercera curva (Schlossgold). Contando que el punto e activación está situado antes de la frenada de la segunda variante. Y finalmente en 2018 se estrenó una zona de DRS extra, situada justo después de la curva 1.
Durante la carrera, se darán 71 vueltas a los 4.318 metros que componen el Red Bull Ring, para completar 306,452 kilómetros en total.
Ahora mismo, Max Verstappen sigue líder del mundial con una ventaja algo grande sobre Sergio Pérez, su «único» contrincante. Por lo que buscará tener un fin de semana bueno para seguir líder del campeonato 2023. Mientras que la lucha por la segunda posición tanto en pilotos como en constructores se apretó después del GP de Canadá.