Luego de un parón de verano que se antojaba no terminaría nunca, la Fórmula 1 regresó a la actividad con el GP de Países Bajos. Con muchas expectativas de lo que la segunda parte de la temporada tiene para ofrecernos.
Con una Clasificación inusual por las situaciones climáticas cambiantes, arrancamos el Gran Premio con pilotos de distintas escuderías en las primeras posiciones. Max Verstappen, ante su público, largaba desde la Pole Position. Seguido de Lando Norris y de George Russell, con un impresionante cuarto puesto para Alex Albon con su Williams.
Así, todo parecía indicar que tendríamos una carrera interesante y llena de emociones. Los semáforos se apagaron y el neerlandés salió disparado cubriendo el hueco para no permitir ningún ataque al llegar a la primera curva.
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Norris hacía lo propio para defenderse del Mercedes y del Ferrari de Carlos Sainz. Mientras, Fernando Alonso encontraba el hueco para colarse hasta la tercera posición en los primeros metros. Y si esto no hubiera sido lo suficientemente interesante, no tardamos más de dos minutos en que la lluvia hiciera de las suyas.
Con todos los pilotos arrancando con el compuesto suave, excepto Lewis Hamilton, la decisión de si entrar a cambiar o no estaba de inmediato en la mesa. Red Bull pegó primero llamando a Sergio Pérez, seguido por varios pilotos. El mexicano comenzó a marcar un ritmo muy superior. Recuperaba posiciones de manera casi como si estuviera sólo en la pista.
Durante las siguientes vueltas, la mayoría de los equipos hicieron los movimientos para sus pilotos. En ese momento, Pérez ya era el nuevo líder de la carrera. Verstappen salía de pits en P13, pero recuperaba posiciones de igual manera como lo hiciera su compañero.
Algunos pilotos no pusieron las gomas intermedias, como Alex Albon. Se quedaron con las blandas, y cuando la pista comenzó a mejorar y a secarse, los tiempos con esos compuestos superaron a los de lluvia. Entonces Red Bull llamó primero a Max. Consiguieron hacer un undercut a su compañero, que cuando salió de su turno, estaba 3 segundos por detrás.
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Luego de toda esta confusión, fue la vuelta 16 cuando las cosas comenzaron a cambiar para establecerse. Logan Sargeant perdió el control de su monoplaza dejándolo incrustado en las barreras. El Safety Car apareció para poner a todos los pilotos en resguardo, además de compactar a todo el pelotón.
En la resalida, las cosas no cambiaron considerablemente. Sólo las batallas en la media tabla nos mantuvieron entretenidos. Además de que Alonso, los McLaren y los Ferrari se peleaban entre ellos para conseguir mejorar sus posiciones.
Lo más llamativo de este circuito es que podemos ver diferentes líneas de carrera, lo que hace interesantísimo ver quién hace qué y en qué momento para apurar la frenada o colarse en el hueco para sorprender al rival.
Minutos más tarde, una lluvia más intensa cayó sobre el trazado, obligando a los equipos a tomar otra decisión clave, aunque esta vez sin tantas sorpresas. El único que de inicio montó los full wet fue Esteban Ocon a pesar de sus quejas por radio.
Pérez, con inters, perdió la frenada en la curva 1, así como su posición, por lo que entró de nuevo a pits para montar los de lluvia extrema. En ese momento, Guanyu Zhou se chocaba con el muro, provocando que saliera la bandera roja.
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Quedaban 8 vueltas para terminar la carrera, y cuando Dirección decidió que era momento de reanudarla, una sanción al mexicano de 5 segundos por exceder el límite de velocidad en el pit lane cambió la perspectiva de Pierre Gasly.
El francés apretó lo más que pudo para reducir esa distancia y así quedarse con el tercer puesto del podio, sólo por detrás de un Alonso que volvió a hacer magia con su AMR23. Max iguala el récord de más victorias consecutivas con Alberto Ascari y Sebastian Vettel, con 9, lo que lo coloca en un lugar aún más especial en el olimpo de la F1.
Próxima carrera, el tan anhelado GP de Italia, en el mítico circuito de Monza.
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