Las apariencias de los pilotos de Fórmula 1 que actualmente disputan los GP, segun se comenta por los espectadores,es distante, fría y en muchos casos el publico tilda a estos como «Auténticos robots».
El Australiano Daniel Ricciardo mostró en declaraciones recientes, ser mas humano de lo que parece o por lo menos de lo que se muestra en publico.
Daniel, comentó que vivió su cuarto año en la máxima categoría como un autentico calvario. Hablamos del año 2015, temporada que vio al piloto Australiano sentado por segundo año consecutivo sobre un Red Bull, luego de un debut glorioso en dicho equipo, que lo vio vencer en tres oportunidades y superar por amplio margen al por entonces compañero de equipo Sebastian Vettel.
No obstante, la temporada siguiente no solo no pudo repetir ninguna victoria, siendo la única temporada donde Ricciardo no pudo capitalizar triunfos, ese año fue ampliamente superado por su compañero de equipo , el Ruso Daniil Kvyat, y para apaciguar un año negro, solo dos podios anoto el sonriente Australiano.
Uno de los podios y seguramente el que más recordará Daniel, fue el conquistado en el GP de Hungría, obtenido solo dos días después del fallecimiento de su amigo y piloto de F1 Jules Bianchi.
Recordamos que el por entonces piloto de Marussia perdería la vida en el GP de Japón de 2014:»El fallecimiento de Jules me afecto muchísimo, mucho más de lo que jamas hubiera imaginado, al fin de cuentas uno es un ser humano, y la situación me desbordaba»
El piloto Australiano comentó» La primer carrera, luego de la muerte de Jules, fue en Budapest, un fin de semana muy duro, donde las emociones se mezclaban y haber conseguido ahí mi primer podio del año, fue realmente muy emotivo, de esa manera pude salvar en cierta manera uno de mis peores años en la categoría»
Declaró que esas experiencias lo hicieron madurar como persona, mostrando una versión «Mejorada» de lo que es actualmente, seguramente, el año 2015, fue su peor año,pero afortunadamente, para los que amamos y deseamos una Fórmula 1 más humana, Ricciardo supo prevalecer ante la adversidad, y como un autentico Ave Fénix, renacer de sus propias cenizas, para afortunadamente, seguir regalándonos destellos de magia en su Fórmula 1