Ferrari busca revertir una situación difícil de arreglar. A su favor, cuenta con tres ases en la manga para darle la vuelta al escenario. El primero es una dupla de pilotos con un tetracampeón del mundo como Sebastian Vettel, y alguien a quien todos apuntan como un futuro campeón como Charles Leclerc. Otra buena carta es la de la extensión del campeonato: quedan muchas carreras por delante y el desastre se ha producido en esta primera parte. Su último as es el monoplaza, un SF90 que barre a los demás en cuanto a propulsor, pero que no termina de tener un buen equilibrio y lo pasa mal en circuitos de alta carga aerodinámica.
Sobre este aspecto, tratar de equilibrar el coche es en lo que parecen más volcados en Maranello, conocedores de que ahí está el principal punto débil del coche frente al Mercedes.
Tras las evoluciones en el SF90, se prepara ya otra que llegará para la cita de Francia. Un nuevo alerón delantero con el que tratarán de paliar la falta de carga que están sufriendo en circuitos de curvas lentas. El sobresaliente propulsor de Maranello debería hacer que no les penalizara demasiado en velocidad esta nueva evolución aerodinámica.
Dado que en 2021 habrá un gran cambio normativo, no parece aconsejable volcarse en grandes cambios en el diseño del coche hasta que se empiece a acometer el proyecto de esa temporada. Más, cuando el monoplaza italiano de este año ya pintaba como el mejor de la parrilla. A pesar de que de cara a 2020 ya empiezan a tener claro que es ese equilibrio del coche entre punta de velocidad y circuitos de baja carga aerodinámica en lo que más tendrán que trabajar, para este 2019 se intentará solucionar en lo posible con las evoluciones. Pero no abordarán este problema a fondo con cambios que pudieran comprometer el diseño primigenio del monoplaza, quedando como tarea para la próxima temporada.
Lo cierto es que, en Maranello, aunque quieren levantarse de la lona, aún están en shock tras un comienzo de temporada que parecía pintiparado pero que ha resultado un infierno. Hay que remontarse hasta 2016 para encontrar una temporada en la que Ferrari no ganara ninguna carrera en las primeras seis citas del campeonato. La crisis en Maranello es palpable.