Como ya sabemos, la crisis sanitaria ha hecho que el mundo del deporte tome medidas para evitar el contagio del coronavirus. Desde ligas de fútbol, baloncesto y demás competiciones de gran cantidad de países han suspendido sus torneos como medida de prevención hacia deportistas y aficionados, siguiendo un buen ejemplo. Sin embargo, la Fórmula 1 vivió una de las situaciones más vergonzosas en su historia este viernes pasado.
La cancelación in extremis del Gran Premio de Australia horas antes del inicio de los Libres 1 ha hecho que la caja de pandora se abra. La incompetencia de la FIA en el manejo de esta crisis, como la falta de información por parte de Liberty Media, en conjunto con la ya mencionada FIA, ha enfadado a mucha gente, desde pilotos, equipos, aficionados, autoridades, etc.
Ahora los detalles sobre todo lo acontecido durante las horas anteriores se empiezan a conocer.
El hecho de que hubiese un miembro del equipo McLaren contagiado de la enfermedad, implicando el abandono del Gran Premio por parte de la escudería de Woking, hizo que Ross Brawn se reuniera con los nueve equipos restantes para hablar sobre la situación y si debía o no continuar el evento según lo previsto.
Aquí empezaron todos los problemas. Al parecer, y según el artículo 5.7 del reglamento, el cual dice que solamente un evento puede cancelarse si están disponibles menos de 12 coches, hizo que los equipos mostraran su verdadera cara.
Estaba claro que McLaren no iba a correr, y el equipo Ferrari también tenía clara su decisión de no competir ante esta crisis. Existía el rumor de que Sebastian Vettel ya tenía un billete para salir del continente.
Ante está situación se pasó a una votación para intentar llegar un acuerdo, habiendo un empate entre los equipos que querían correr (Mercedes, Red Bull, Racing Point y Alpha Tauri) y los que no (Ferrari, Alfa Romeo, Renault y McLaren). Los equipos restantes, Haas y Williams, apoyarían a la mayoría. Al tener un empate, Ross Brawn tuvo el voto decisivo, decidiendo continuar con lo establecido, es decir, continuar el Gran Premio.
@McLarenF1
Entonces llegó el cambio de guión y la tardanza de la decisión de la cancelación. Una llamada desde las altas esferas de Mercedes, en concreto de Ola Kallenius, donde insistió, de manera muy vehemente, en la situación extrema sanitaria que vivían tanto Europa como el mundo. Es por ello por lo que el voto positivo de Mercedes cambió un ‘no’, de la mano de Toto Wolff, lo que desencadenó a la suspensión del Gran Premio de Australia.
Esto es lo que decía Brawn al respecto:
«Se analizaron todos y cada uno de los diferentes escenarios. Se propusieron el bloqueo del paddock y la adopción de más medidas de precaución. Es cierto que la autoridad sanitaria y la FIA estaban de acuerdo en continuar si la mayoría de equipos estaban de acuerdo. Pero desgraciadamente no fue así».
Brawn también habló sobre el equipo Ferrari y el positivo del equipo McLaren:
«Se habló con el director de Ferrari, Mattia Binotto, muchas veces en las últimas semanas, y la verdad es que su estado de ánimo cambió en los últimos días, debido a lo que se estaba viendo en Italia. Así que estábamos en este barco y éramos optimistas de que podríamos superarlo, es decir, arrancar la Fórmula 1 y aportar un poco de alivio en momentos difíciles. Sin embargo, cuando llegó el primer positivo y un equipo no pudo competir, sabíamos que teníamos que abordar el problema muy seriamente».
Una de las voces críticas ante esto fue Christian Horner, jefe del equipo Red Bull, el cual declara su descontento ante la situación de suspensión:
«Es muy decepcionante no correr y sabemos que tenemos que considerar la salud de nuestro personal y, al final, la FIA y el promotor han decidido cancelar el evento. Es frustrante no haber podido correr».
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Esta situación no pudo haberse controlado peor, siendo la falta de información y la rumorología sus mejores acelerantes. Los aficionados en masa se quedaron a las puertas de vivir un Gran Premio marcado por esta crisis sanitaria, poniendo en riesgo su salud por ver un espectáculo tan bonito que, durante esta semana, ha quedado muy manchado.
Equipos que miraron más allá del deporte y otros a los que solo parecía interesarles un puesto en una parrilla y unos puntos intangibles. La salud está por encima de todo, y la FIA se olvidó de ello. No sabemos que consecuencias tendrá esta falta de decisión en el futuro, pero los culpables de lo vivido el viernes están heridos de muerte y deberían de dejar su puesto a personas más competentes.
